"La experiencia del pasado, si no cae en el olvido, sirve de guía para el futuro" (Proverbio chino)
Este cuaderno de bitácora comienza a cargar cierta historia a sus espaldas. Acaba el mes de noviembre y todo final, aunque posea algo de arbitrario o convencional, mueve a hacer balance (no es accidental que el balance de situación suela fecharse en 31 de diciembre). Tal vez sea momento de recapitular. En su día mencioné la necesidad de la existencia de un sistema financiero que facilitase la intermediación entre economías deficitarias y excedentarias. En otra entrada aseguré que uno de los conceptos claves en economía es el de reciprocidad. No hay oferta (al menos de un modo sostenido) sin demanda. Tampoco hay inversión sin una fuente de financiación. De la inversión me ocupé, sin entrar en grandes profundidades, exigencias del medio, hace unos días, coincidiendo con la explicación que en clase di a los alumnos de 2º de Bachillerato. Mañana emprenderé con ellos el estudio de la financiación de la empresa, cuestión que, como se comprenderá, es de suma importancia para la supervivencia de ésta.
Mis manías. Si se consulta en el diccionario de la RAE el significado del verbo 'financiar', se encuentra la siguiente definición: "Aportar el dinero necesario para una empresa". Es decir, que la empresa necesita ser financiada, de tal forma que se puede asegurar que si no se garantiza el acceso de la empresa a distintas fuentes financieras, su existencia corre, cuando menos, grave peligro. Este párrafo puede sonar a verdad de perogrullo, pero, no hay que olvidar que el objetivo último de este foro es acercar ciertos conceptos básicos al alumno que no ha tenido todavía contacto con la terminología propia de la economía y el mundo empresarial.
Las empresas obtienen los medios necesarios para llevar a cabo las actividades que constituyen su razón de ser a través de diferentes medios o fuentes. Otro asunto será que las utilicen de forma única (una sola fuente de financiación) o, lo que es más habitual, de forma mixta (varias fuentes de financiación). Estas fuentes son básicamente tres: fondos propios, fondos ajenos y fondos mixtos.
Continuamente se tiene noticia de las dificultades que encuentran las PYMES para encontrar financiación. El panadero de la esquina, el dueño del taller que ha contratado a cinco empleados, la academia de inglés que lucha por sobrevivir coinciden en la dificultad que habitualmente encuentran para encontrar fondos. En muchas ocasiones, están abocadas a financiarse únicamente a través de los llamados fondos propios. No quiero que esta entrada sea interminable, por lo que hoy centraré la cuestión en el análisis de los mentados fondos propios. En cualquier caso, recomiendo la lectura de este artículo, en cuyo contenido me he basado para explicar lo que sigue.
Como su propio nombre indica, los fondos propios pertenecen a la
empresa, y encuentran su origen, bien en las aportaciones realizadas por los socios (capital), bien por los beneficios obtenidos y no distribuidos en el transcurso de su actividad (reservas).
Estos dos conceptos requieren una explicación ulterior. Respecto al capital, es necesario puntualizar que según la forma jurídica de la empresa, cabe hablar de capital social, cuando se trata de una sociedad mercantil, fondo social, cuando se alude a las entidades sin forma mercantil, o simplemente capital, cuando se trata de un empresario individual. Las denominadas “Reservas” pueden revestir diversas formas legales, por revalorización, especiales, estatutarias, etc., pero todas ellas tienen una característica común: se trata de beneficios obtenidos y no repartidos entre los socios.
Los utilización de fuentes de financiación basadas en los fondos propios frente a las que se nutren de fondos ajenos han gozado de muy buena prensa. La razón estriba en que los fondos propios no originan gastos financieros o intereses, mientras que los ajenos sí. Como se señala en el enlace antes citado, "esta afirmación no es del todo cierta, pues si bien los fondos ajenos tienen reconocida una retribución desde su nacimiento, los fondos propios a la postre también tienen que ser retribuidos mediante los dividendos, además, desde el punto de vista fiscal, los dividendos no son fiscalmente deducibles, al contrario que los intereses, que sí lo son". Además existe otra razón que guarda relación con el concepto ya citado en otras ocasiones de coste de oportunidad. Los fondos propios no generan un coste explícito, pero su utilización supone renunciar a otros usos que sí otorgarían un rendimiento a sus poseedores. En esa medida, hay que señalar que poseen un coste implícito o coste de oportunidad.
Ahora bien, como he señalado antes, la realidad muestra cómo esta teórica alternativa de escoger entre fuentes de financiación propias o ajenas es irreal. Su escasa capitalización y las dificultades para acceder directamente a los mercados de capitales han abocado tradicionalmente a las PYMES a basar su financiación preferentemente en los fondos propios. De ahí que, en los últimos tiempos, se hayan puesto en marcha mecanismos de ayuda financiera para solventar este problema casi endémico de la pequeña y mediana empresa española. En el enlace anterior pueden encontrarse ejemplos de ayudas.
Hoy despedimos el mes de noviembre. Llevamos dos meses juntos y hemos acometido el análisis, siempre somero, qué se le va a hacer, de cuestiones que, aunque básicas, son de necesario análisis en la ciencia económica. Hemos de tomar fuerzas. Aún nos queda un largo camino por recorrer.
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