"La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir, sino en la de volver a empezar" (F. S. Fitzgerald)
Inauguramos diciembre. Un mes felizmente atravesado por el puente foral y que desemboca en las vacaciones navideñas, -me reconozco afortunada-, oasis festivo que lo hacen especialmente atractivo. Pese a la crisis, algunos indicadores económicos han mejorado y, con la que está cayendo, no es poco. Leo que el barril de brent ha bajado y que previsiblemente seguirá en esa línea bajista alegrando nuestros bolsillos. También el euríbor se sitúa en niveles inferiores a los del año pasado por estas fechas. Aunque los demás datos no sean como para tirar cohetes. Por eso, voy a desempolvar el disfraz de optimista y lo voy a lucir con garbo. A pesar de que me cuente entre las que citan, no sé si apócrifamente, a Mingote, y su frase de que un pesimista es un optimista bien informado.
Para dar fe de mi óptimo estado anímico, voy a atreverme nada más y nada menos que con el estudio de uno de los temas que, por su dificultad evidente, he evitado en estos dos meses. Forma parte de esas empresas que sólo hay que comenzar con el zurrón bien cargado de provisiones o con el atrevimiento que otorga la ignorancia. Asumo el reto. Hoy quiero dedicar la entrada a introducir mínimamente a mis lectores al funcionamiento de los mercados bursátiles. Muchos de mis alumnos, presentes y pasados, se han matriculado en mi asignatura con la esperanza, no siempre satisfecha, tempus fugit, de entender cómo funciona la bolsa. Sirvan estas líneas para abrir boca e alimentar la curiosidad o el asombro por lo aún ignoto, que, como los griegos afirmaban, constituye el comienzo de la filosofía, del amor por el saber.
Somos enanos a hombros de gigantes, cité en otra entrada. El gigante en cuyos hombros me voy a aupar es C. Romero y su libro Una introducción al funcionamiento de los mercados bursátiles. Con su ayuda, comenzaré definiendo qué es la bolsa. Se entiende por tal el mercado en el que se trafican los valores mobiliarios, comprendiendo bajo este concepto tanto las acciones o títulos de renta variable como las obligaciones y títulos de renta fija. Existen también bolsas de mercancías, más conocidas por su nombre inglés, commodities (pínchese si se desea conseguir un completo glosario de términos bursátiles), pero no quiero incluir perturbaciones innecesarias.
El funcionamiento de las bolsas es semejante al mecanismo de cualquier mercado competitivo, esto es, aquella estructura de mercado (valga la redundancia) caracterizada por un elevado número de oferentes y demandantes, homogeneidad de los productos, inexistencia de barreras de entrada y transparencia. Soy consciente de que estoy adelantando acontecimientos, puesto que todavía no he explicado las estructuras de mercado a mis alumnos de 1º de Bachillerato, pero todo llegará.
Pese a la aparente simplicidad de mi descripción de los mercados bursátiles, los valores mobiliarios poseen unas características tan peculiares, que hacen que el funcionamiento de estos mercados sea concebido como algo cuasiesotérico.
Aun a riesgo de que se me tilde de excesivamente racional, la experiencia me ha demostrado que las raíces del esoterismo se nutren, hasta el empacho, de la ignorancia. Por eso, se hace necesaria la elucidación de algunos términos básicos. El más elemental es el valor nominal de una acción. Aunque quizás haya que retrotraerse al propio concepto de acción. Sea, entonces. Una acción es cada una de las partes proporcionales en las que se divide el capital social de una sociedad anónima. A través de un ejemplo, se entenderá mejor la idea de valor nominal. Si se decide fundar una sociedad anónima con un capital social de 1.000.000 de € y se emiten 10.000 acciones el cociente, esto es 100 €, se conoce como valor nominal de la acción.
El valor nominal de la acción puede expresarse en euros o como un porcentaje. En ese caso, el nominal de los títulos de cualquier empresa es un 100 por 100 o, como se señala en el argot bursátil, 100 enteros. Lo que significa que 1 entero equivale a 1 por 100 del valor nominal de las acciones. Mucha gente se forma la idea errónea de que un entero equivale a un euro. Para que eso fuera verdadero, todas las acciones de cualquier empresa tendrían que tener un valor nominal de 100 euros, extremo éste que, como se comprenderá, no es cierto en todos los casos.
Ahora bien, el valor nominal de una acción no suele coincidir con su valor bursátil. El valor que el mercado bursátil asigna a las acciones de las diferentes empresas se llama cotización o precios y suele venir expresado en enteros. Cuando un título cotiza por encima de su valor nominal se dice que está sobre la par y cuando lo hace por debajo, bajo la par. La lectura de cualquier periódico económico permitirá comprobar que la mayor parte de las acciones se encuentran en ambas situaciones.
Conviene hacer un alto en el camino. Aunque la tentación de continuar con la explicación del mecanismo de formación de la cotización de acciones es poderosa, la dejaré para otro día. Tengo un mes por delante para hacerlo. Una nueva vida que empieza hoy.
2 comentarios:
Buenas tardes Begoña.
Me parece muy interesante tu proyecto de adentrarte en el complejo mundo de la bolsa, ya que es un tema del que se habla mucho pero que poca gente conoce bien y yo me incluyo.
Sin embargo se me ha quedado tu idea de: “Somos enanos a hombros de gigantes”.
Y es, por que, estoy completamente de acuerdo con esta idea. Para mi los gigantes son los que tienen el poder de decidir, los que por ejemplo, suben o bajan el precio del barril de brent cuando quieren y como quieren. Y los enanos somos nosotros a los que no nos queda otro remedio que conformarnos y estamos pendientes de su decisión.
Dices que el barril de brent ha bajado, y yo creo que algo tiene que ver esta crisis en la que estamos inmersos y de la que tanto se habla. Ahora no se compran coches y las empresas están buscando con mucho ahínco crear un coche eléctrico que no necesite gasolina para funcionar. Si se consiguiera crear un coche de este tipo al negocio petrolero se le acabaría el chollo. Por esto creo que han bajado los precios, para que las empresas no pongan tanto empeño.
Saludos.
Buenas noches, Víctor:
Me alegra comprobar que no habías abandonado tus incursiones por este blog. Antes de comentar tu intervención te tengo que asegurar, para no engañarte, que la frase en cuestión que citas no es de mi autoría. Más quisiera yo.
Tú desde luego has hecho una interpretación que difiere de la mía, pero que acepto. Por qué no. Me parece además que apuntas a una cuestión muy interesante y es la de la posible existencia de energías que se constituyan como un sustitutivo perfecto, real y factible de las derivadas de los hidrocarburos. A este pregunta se le han dado muchas respuestas.
Los tecnooptimistas, si se me permite la expresión, sostienen que es cuestión de tiempo el que se dé con una fuente de energía que pueda hacer sombra al petróleo. A día de hoy no parece que eso sea factible: la solar, la eólica, la mareomotriz, la biomasa y la hidráulica son ejemplos de energías "limpias" que de hecho dan cuenta de una parte del abastecimiento energético pero que, a día, de hoy no hacen sombra a las energías fósiles.
Hay quienes defienden que hay que volver a rescatar debates como el uso de la energía nuclear. Hay otros que opinan que todavía hay muchas reservas de petróleo´. De hecho, argumentan, si no las hubiera, sería impensable una bajada de los precios de esta fuente energética.
En fin, lo que parece indudable es que han mejorado las técnicas extractivas. Gracias al estudio de las vibraciones de la corteza, los geólogos pueden determinar el tipo de roca y la profundidad a que se encuentran. De hecho, pueden crearse mapas tridimensionales que representan las distintas capas de roca presentes en el subsuelo, y con ayuda de ordenador pueden analizarse los datos obtenidos a partir de miles de medidas sísmicas y desarrollar así un modelo en tres dimensiones. También pueden utilizarse magnetómetros para medir las características magnéticas de las rocas, que pueden instalarse en helicópteros, aviones o satélites.
Las innovaciones en las técnicas de perforación han permitido también obtener mayor información acerca de los pozos y reducir los costes. Los avances en este campo abarcan la mejora de los sistemas de medida durante la perforación, la automatización de las plataformas de perforación y la perforación horizontal.
En cualquier caso, existen otras razones que explican el aumento o descenso de los precios más allá de las puramente técnicas.
Un tema verdaderamente interesante.
Gracias por plantearlo.
Saludos:
Begoña
Publicar un comentario