"Un primer curso de economía no permite dominar todos sus intrincados y esotéricos temas, pero puedo decirle basándome en la experiencia de estudiantes de todo el mundo que el mejor curso de economía es el de introducción. Una vez que haya entrado este nuevo y extraño jardín de ideas, el mundo nunca será igual. Y cuando dentro de unos años recuerde la experiencia, incluso lo que no entendía mucho entonces habrá madurado claramente." Paul Samuelson
Llevamos una semana emulando a Jack, Kate, Sawyer, John, Claire, Son y demás supervivientes del más famoso accidente de aviación televisivo. Perdidos. En la jungla macroeconómica (más que en la apacible metáfora versallesca de Samuelson) o, más bien, en su traducción cuantificable: las macromagnitudes. No sé si el Producto Interior Bruto, el Producto Nacional Bruto, la Renta Nacional y la Renta Nacional Disponible quitan el sueño a mis alumnos, pero lo que sí puedo asegurar es que los sumen en la perplejidad. De nuevo, la sombra de Samuelson es alargada y de esta batalla depende la victoria en la guerra (sin víctimas) macroeconómica.
Mi entrada de hoy pretende, en última instancia, ejercer de guadaña o machete y desbrozar la exuberante vegetación de términos nuevos a la que han tenido que enfrentarse los alumnos de 1º de Bachillerato. Espero conseguirlo.
Comenzaré con el Producto Nacional Bruto (PNB). La definición al uso señala que es una macromagnitud que recoge el valor monetario de los bienes y servicios finales generados por los factores de producción de un país en un período determinado, normalmente un año, con independencia del lugar donde se realiza la producción. De este enunciado se desprende que una parte de las rentas que conforman el PNB procede de empresas multinacionales que operan desde el exterior (por ejemplo, las rentas generadas por Zara Milano se computan en el PNB español). Asimismo, las rentas generadas por residentes de un país en el extranjero forman parte del PNB español.
Aunque mis conocimientos futbolísticos son más que exiguos, inexistentes, llegan hasta el punto, furor pedagógico obliga, de poder afirmar que las rentas generadas por Torres, a la sazón jugador del Liverpool, forman parte del PNB español. Sin embargo, el inefable Ronaldo, a pesar de su inconmensurable salario, no contribuye con el sudor de su frente a engrosar la cifra del PNB español, sino del portugués. Tras esta digresión balonpédica -que diría un comentaristas del NO-DO-, la conclusión que cabe extraer es que existen flujos de renta hacia fuera y hacia dentro de un país que habrán de ser considerados dependiendo del agregado macroeconómico que se esté utilizando, a saber, el PIB o el PNB. De hecho, el PNB es igual al PIB añadiendo la rentas de los factores nacionales en el exterior (las rentas de los Torres y demás españoles en el extranjero agregadas) y deduciendo las rentas de los factores extranjeros en el territorio nacional (las rentas de los Ronaldos -no confundir con el grupo musical- y demás extranjeros en España)
Llegados a este punto, los alumnos suelen preguntar si existen grandes diferencias entre ambos agregados. La respuesta, como casi siempre, es que depende. La regla general mantiene que cuanto más abierta sea una economía, mayores resultan las diferencias entre ambas magnitudes (por ejemplo, el Principado de Andorra o Luxemburgo). Los flujos migratorios y el fenómeno de la globalización han contribuido a acrecentar estas diferencias.
Hasta aquí llegamos hoy. Necesito afilar el machete y la guadaña. Cualquier superviviente sabe que es necesario dosificar las fuerzas. Mientras esperan la sexta temporada, espero que, al menos, se sientan menos perdidos. Pero, nunca se sabe (y menos con Lost).
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