jueves, 9 de octubre de 2008

No es país para indecisos

"La peor decisión es la indecisión" (B. Franklin)

La economía no es ciencia para indecisos. Los principiantes se cansan de oír, (los menos afortunados, de oírme), que la economía es la ciencia de la elección. De la elección preñada de optimismo antropológico, añadiría yo. Porque la teoría de la elección racional presupone que las elecciones son lógicas, coherentes e insaciables (compulsivas, incluso) y se basan en las preferencias individuales. La teoría las define como completas, transitivas y no saturadas.

Pondré unos sencillos ejemplos. Entre Woody Allen y Brad Pitt, me quedo con el primero. Has leído bien, querido internauta: se trata de una elección absolutamente racional y sin resquicios para la duda potencial o actual y que hace gala del principio de completitud. Prefiero disponer de mil libros que de uno solo, (aunque los mil comprendan las obras completas de Ken Follet y el huérfano lo sea de Dostoievski): es el principio de no saturación o, como siempre hemos sabido los pamploneses, "todos queremos más". Los agentes económicos persiguen el bien y huyen de aquello que juzgan como mal. En definitiva, la maximización de la utilidad individual.

Un examen rápido a nuestros pequeños descartes y fortunas cotidianas pondría en tela de juicio parte de esta tesis. Elegimos y lo hacemos coqueteando alegremente con nuestras contradicciones. Nunca elegiría un club en el que me admitiesen como socio, decía el gran Marx (Groucho). Elegimos incluso en contra de nuestras preferencias o gratificaciones personales, (esta parte la podrían explicar mejor que yo muchos padres o muchas personas que regalan el bien más precioso, su tiempo), e incluso más allá de la utilidad que las alternativas favorecidas nos reportarán. Elegimos ilógicamente, pero elegimos. Como sostenía Sartre "el hombre está condenado a ser libre" y por tanto a elegir, de tal forma que incluso la propia decisión de no elegir es un acto de elección.

Pero haré justicia a la teoría. No está bien comenzar arrimando el ascua a mi sardina o faltando al respeto a mis inexistentes lectores. La teoría de la utilidad admite la existencia de individuos que efectivamente no se guían por principios racionales a la hora de elegir. Lo que es impensable es la existencia de individuos que no se acaban de decidir. El sí pero no. El quizás, quizás, quizás, que decía la canción. Los deshojadores de margaritas nunca obtendrán el nobel de economía. Y no lo harán porque con su actitud incumplen el presupuesto de la completitud: los consumidores deben ser capaces de ordenar o jerarquizar cestas de bienes. Al comparar dos cestas cualesquiera (A,B) han de poder indicar:
Si prefieren una cesta A respecto a un cesta B
Si prefieren la cesta B respecto a la A
Si A y B les son indiferentes.


Algunos filósofos, esos seres que se enredan en discusiones -y lo que es peor, las disfrutan- que el resto del mundo considera inútiles, ya trataron la cuestión. Incluso el viejo Aristóteles abordó el tema, (inciso, ¿qué tema no abordó?) pero sin lugar a dudas el asno más famoso de la historia de la filosofía es el asno cuya existencia se atribuye a Buridan (discípulo del navajero filosófico par excellence, o sea, Guillermo de Ockham, a quien tiendo a imaginar con el rostro de Sean Connery). Aunque hay dudas sobre su autoría (debería inventarse una prueba de paternidad o maternidad de ciertos constructos teóricos), la fábula ejemplifica el problema con el que muchos se han topado a la hora de elegir entre Juana y su hermana para acabar compuestos y sin novia.

Un asno, que encontrara dos montones de heno exactamente iguales, ubicados en distintas direcciones pero a la misma distancia, no podría decantarse por uno de ellos, ergo moriría de hambre.

La indiferencia es posible, pese a su carácter ramplón, pero no la indecisión. Definitivamente, la economía expulsa a los indecisos de sus fronteras. El problema es que ni hay país que los acoja, ni campamentos de refugiados que los albergue.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña, como veo que nadie te a comentado este magnífco comentario me e animado a ser el primero.
Para empezar, señalo que estoy de acuerdo con lo que dice el texto; la economía no es una ciencia para indecisos,pero tampoco lo es el mundo en el que vivimos. Los indecisos son la merienda de los que realmente triunfan en la vida, ya que todo en esta vida es decidir.
Desde que nacemos hasta que morimos estamos decidiendo y son las decisiones las que van a marcar el rumbo de nuestras vidas.
Muchas de estas decisiones seran eqivocadas ya que nadie es perfecto y los humanos nos equivocamos, pero mucho peor es la indecisión ya que el hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.
Además ay que tener confianza en uno mismo para poder tomar decisiones correctas, como decía un tal Ralph Waldo Emerson: "La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito". Quieras que no, este señor tiene razón (por lo menos para mi) ya que yo también pienso que es un factor importante.

Bueno aqui ya acabo mi comentario, espero que te guste.
Saludos a mi clase y a todos los fans de la economia.:)

Anónimo dijo...

Buenas tardes:

Soy Alberto y es la primera vez que leo este foro. Yo también al igual que Víctor Miguel pienso que lo más importante en esta vida es la confianza en uno mismo. El Hamlet de Shakespeare se queda siempre entre el ser o no ser y no se decide nunca. La incertidumbre es el peor sitio donde alguien se puede colocar. Una vez leí en la revista el Semanal a un informático que había conseguido todo y le preguntaban cuál era la razón de su éxito y él respondió: "quererse a uno mismo y tener confianza en que puedes alcanzar aquello que te propones". Perfecto. Esta vida es para valientes, un saludo,

çAlberto

Anónimo dijo...

Encantado Alberto ,si, yo también estoy de acuerdo con lo que dices pero me gustaría recalcar que en esta vida tiene que haber de todo,no solo esta vida es para valientes ya que para que haya valientes deben de existir primero los cobardes.
Para mi, los cobardes son el verdadadero origen de los valientes y por lo tanto estos también son necesarios en la vida.

Saludos para mi clase, y para todos los visitantes de este blogg. :)

Anónimo dijo...

El anterior comentario es mío lo siento por no haber puesto el nombre.

Victor Miguel

Saludos

Anónimo dijo...

Buenas noches Victor Miguel:

Yo distingo entre los indecisos que nunca toman parte en nada y se ubican en el terreno de la incertidumbre y los valientes que, aunque se equivoquen, se arriesgan. La vida es para los segundos porque incluso de los errores más grandes se aprende. Que conste que muchas veces estoy en el grupo de los primeros como dices tú: el de los cobardes. Pero cada vez me valoro más y eso me hace más fuerte. Como dices tú:"confianza en uno mismo es el camino del éxito". Un abrazo, de verdad,

Alberto
P.D. Saludos a vuestra profesora; disfruto mucho leyéndola.

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña,

Aunque mis comentarios han sido escasos hasta el momento, procurare ir aumentando el nº de intervenciones en estos temas.

Al haber dado la lección de hoy, me ha picado la curiosidad ( por asi decirlo) y me he decidido a emprender el siguiente comentario:

Coincido contigo en cuanto a las preferencias de los consumidores actualmente, porque como explicaste el anterior dia, debemos mantener una relación entre nuestras elecciones.
Por ejemplo; si yo tuviera un saco de 50 manzanas y otro saco de 20 patatas, para que mi elección fuese correcta deberiamos equipara los dos sacos ( poniendo, asi, 35 en cada uno)
El problema se presenta cuando necesitamos (dado el momento),supongamos, que sea por un momento de crisis.
¿Cual seria la elección más conveniente?

Para acabar me gustaria añadir que es cierto que la economía no deja paso a los indecisos (cierto es) pero como bien has dicho antes, la economía es la ciencia de la elección y , irremediablemente, nos veremos obligados a elegir una u otra cosa ( de ahí el problema ocasionado con el coste de oportunidad) porque, en mi opinión nunca existe un momento exacto en el que las cosas vayan perfectamente, y eso es algo que debemos aprender de ahora en adelante.

Saludos,
Alberto Gabari.

Anónimo dijo...

Me gustaría matizar varias de las cosas que comentas en tu "post". Sin embargo, lamentablemente, apenas tengo tiempo y, por ello, me limitaré a matizar algo:

Tan solo podemos escoger dentro de las posibilidades que nos ofrece el mercado. Tan solo un Robinson podría tener verdadera libertad de elección (e incluso esta última afirmación se podría acotar)

Un salúdo.
Rubén González.