miércoles, 22 de octubre de 2008

Cosas que nunca te dicen

"Son nuestras sociedades occidentales las que han hecho, muy recientemente, del hombre "un animal económico", pero todavía no somos todos seres de este tipo. En nuestras masas y nuestras elites, es costumbre normal el gasto puro e irracional y todavía es la característica de algunos fósiles de nuestra nobleza. El homo economicus no es nuestro antepasado, es nuestro porvenir, al igual que el hombre de la moral y del deber, al igual que el hombre de ciencia y de razón. El hombre, durante mucho tiempo ha sido otra cosa. Hace sólo poco tiempo que es una máquina complicada con una máquina de calcular" (M. Mauss, Antropólogo al que se atribuye la paternidad de la "etnología francesa" )


Recibo un correo electrónico con un interesante enlace que da cuenta de un no menos interesante debate en el campo de la antropología. Dado que el remitente es buen lector, y, además, se ha paseado por aquí, lo interpreto como una insinuación de que este cuaderno de bitácora está impregnado de compromisos teóricos antropológicos que quizás fuera necesario explicitar. Recojo el guante, aunque no sé si seré capaz de estar a la altura del reto.


Ciertamente, el título de esta página contiene la palabra 'economía' y parece obvio que ella debe ser el tema que aporte el hilo conductor a sus diferentes entradas. Ahora bien, siempre me ha parecido falaz la excesiva compartimentación de las ciencias: al fin y al cabo, como señalaba Aristóteles, todas responden al mismo objetivo: satisfacer el humano, demasiado humano, deseo de saber. "Todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber", es la primera frase de su Metafísica. Prometedor principio de un libro que cumple y supera todas las expectativas.

La economía se nutre de otras ciencia y alimenta a su vez otros saberes. De ahí, que hablar de antropología en un blog dedicado a economía no debería, en principio, sonar raro. El objeto primero de estudio de la antropología es el otro, el extraño, el diferente, sus modos de pensar, de sentir, de actuar. Cuando los alumnos de primero de Bachillerato se introducen en el estudio de la economía, escuchan que las actividades humanas pueden ser económicas o no económicas. En esa medida, dichas actividades económicas devienen indirectamente objeto de la antropología.


El ser humano establece una relación con la naturaleza para dar cuenta de sus necesidades, para sobrevivir. Ahora bien, la forma de hacerlo ha generado un polémico debate cuya consecuencia final ha sido dividir a la llamada antropología económica en dos métodos contrapuestos.

Uno, el llamado enfoque formalista, dedicado a explicar el comportamiento económico del hombre mediante un proceso racional de uso de medios escasos en fines alternativos. Otro, conocido como sustantivista, argumenta que lo importante es la relación que tiene el hombre con el medio ambiente natural, dando como resultado la satisfacción de necesidades materiales.



Los manuales de economía al uso están comprometidos en mayor o menor medida, aunque no lo hagan explícito en sus páginas, con el enfoque formalista. El principal problema económico, se asegura, es la escasez: los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas. Se habla también del poder del mercado, considerándolo como un intercambio voluntario, donde cada parte intenta maximizar su beneficio particular. La misma naturaleza del mercado promueve su autorregulación. De alguna manera, considera a la economía como un sistema autónomo, independiente de los otros aspectos de la vida social.


Según lo entiendo, el formalista asegura que la naturaleza humana siempre intenta economizar-maximizar todo: el tiempo, la energía, la salud, el amor. En definitiva, esta teoría se convierte, para los formalistas , en una manera de expresar todo comportamiento humano. Lo económico impregna hasta la médula el comportamiento humano, de tal forma que puede asegurarse que no se limita a ser una institución: el propio comportamiento es económico. De ahí que se asegure que los formalistas consideren al ser humano como homo oeconomicus.

Por contra, la perspectiva sustantivista sostiene que la economía “está incrustada y enredada en instituciones económicas y no económicas”. Su máximo exponente es Polanyi. Desde este punto de vista, se concibe al hombre como un ser total, con distintas necesidades, cuyas decisiones no sólo dependen de la escasez de los medios, pues hay otras instituciones que regulan e intervienen en su comportamiento.



El formalismo tiene como condición de posibilidad la consideración del hombre como homo oeconomicus. Mediante esa expresión se designa una abstracción conceptual o, mejor, un modelo y una previsión que hace la ciencia económica sobre el modelo de comportamiento humano perfectamente racional, que es definido por tres características básicas: el homo economicus se perfila como “maximizador” de sus elecciones, racional en sus decisiones y egoísta en su comportamiento. Homo calculator, cabría decir.

Los sustantivistas afirman que no todas las decisiones del hombre son dependientes de los medios escasos, ni tienen por qué ser racionales.

Los formalistas se declaran partidarios de aplicar la teoría económica a todas las sociedades. En cambio, para los sustantivistas, la teoría económica no es de aplicación general sino particular,sustantiva, es decir, propia únicamente de la sociedad occidental. Consideran que no se puede concebir la perspectiva formalista sin la existencia de un sistema de mercado con precios; que el individuo elige sin basarse necesariamente en la búsqueda del máximo beneficio. Pero, sin duda, lo fundamental, que la economía está inserta en otras instituciones: en la religión, en las relaciones de parentesco, en los valores culturales y morales, en la política, etc.


Es una discusión interesante y de gran raigambre filosófica, los formalistas en el fondo presuponen que la "naturaleza humana", entendida como decisión racional maximizadora, es la misma en todas partes. Los sustantivistas, en cambio, consideran que no se puede separar la acción económico de su contexto histórico o social. No pretenden estas líneas dilucidar cuál de estos enfoques es el más adecuado. Basta con informar de su existencia. No es poco.

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