sábado, 18 de octubre de 2008

Algunos hombres buenos

"The basic idea was that if a country put its economy as an integrated piece of the world system, that it would benefit from that with economic growth. I concur with that basic view" (J. Sachs)

Comienzo mi entrada de hoy con el capítulo de fe de erratas. El rigor sintáctico es uno de los imperativos que deben regir este cuaderno de bitácora y, en su última entrada, había una falta, espero que perdonable, de concordancia entre un sujeto y un predicado. Lo correcto es afirmar que "los acontecimientos desdibujan" y no "desdibuja". Intentaré no incurrir en el error del que habitualmente acuso a mis alumnos, que no es otro que entregar un escrito sin haberse tomado la molestia de releerlo con detenimiento. Una sintaxis incorrecta manifiesta pereza intelectual. Disculpas a todos por ello.



Pero lo cortés no debe quitar lo valiente. Como valientes son las trescientas personas que convocadas por el colectivo Pobreza Cero se concentraron el viernes en la Plaza del Castillo de Pamplona en el día contra la pobreza. Y valiente es, sin duda, la obra del economista J. Sachs titulada El fin de la pobreza. Cómo conseguirlo en nuestro tiempo. Precisamente la cabecera de este blog ha tomado prestada una frase que, a mi modo de ver, es un resumen perfecto del libro. Somos la primera generación que está en disposición de acabar con la pobreza.

Me gusta Sachs. Y me gusta porque tiene algo de rara avis en el corral de la economía académica. Un examen rápido a las últimas publicaciones de economía, permite comprobar que la cuestión de la erradicación del hambre y la pobreza extrema ocupan, sin ser completamente soslayados, un lugar bastante marginal en los debates económicos. Por eso, el que un profesor de Harvard, con una dilatada carrera como asesor económico en países del tercer mundo, se anime a analizar el problema con el instrumental científico económico disponible y, lejos de utopías, proponga soluciones factibles al mayor problema de la humanidad, me parece motivo suficiente para tomarse la molestia de afrontar su lectura. De ahí que el propósito explícito y confeso de esta entrada sea animar a esta tarea. Aunque haya quien lo tilde, junto a otro grande, J. Stiglitz, de economistas mediáticos.

La tesis básica del libro es que el desarrollo económico no es un juego de suma cero. Es decir, las ganancias de unos jugadores no conllevan necesariamente las pérdidas de otros. El desarrollo es un juego en el que todos pueden ganar. Yo añadiría, colocándome en el terreno de la economía normativa, en el que todos deben ganar. La prosperidad y el bienestar se propagan a través de la transmisión de tecnología. Por eso, más importante que contar con determinados recursos nacionales es la capacidad de aplicar ideas innovadoras, basadas en la ciencia y en su correlato práctico, la técnica..

La razón última del crecimiento radica en la capacidad de algunas regiones del mundo de lograr incrementos duraderos y sin precedentes de su producción total. La tecnología, y no mano de obra barata de los pobres, ha sido el motor que ha impulsado los crecimientos de rentas del mundo rico. Las conclusiones son esperanzadoras. A las actuales regiones rezagadas se les presenta una posibilidad razonable de obtener beneficios producto del desarrollo tecnológico.

Los objetivos del milenio han de ser contribuir a fomentar sistemas políticos que promuevan el bienestar humano y sistemas económicos que extiendan los beneficios de ciencia y tecnología a todas las regiones del planeta. De igual modo, es necesaria la cooperación internacional como medio para garantizar la paz perpetua (termino acuñado por Kant).



Este breve bosquejo no hace justicia al trabajo de Sachs. Tampoco era mi intención. Sólo trataba de aprovechar el "chute" de optimismo que me ha aportado su libro. Sin caer en bienintencionadas utopías, con los pies sobre el suelo, puede afirmarse sin sonrojo que otro mundo es posible. Y deseable.

3 comentarios:

Adriana Errea dijo...

Me he quedado con la primera frase de J.Sach en la que dice que somos la primera generación que esta en disposición de acabar con la pobreza.
Pero no estoy en total acuerdo.Es verdad que podemos conseguir erradicar la pobreza gracias al desarrollo de nuestra sociedad,pero¿como vamos a acabar con la pobreza si las grandes potencias siguen gobernando y sacando beneficios a costa de los más pobres?
Con esto quiero decir que si los más poderosos y con más influencia económica no contribuyen a una igualdad económica, los más pobres, aunque seamos los más abundantes en esta generación no tenemos ni una sola oportunidad de defensa.
Siempre hay alguna persona superior(económicamente hablando) que utilice a los peor situados para sacar beneficios.Mi pregunta es¿cómo arreglamos nosotros, una sola generación, un problema que fue creado desde que el hombre existe?¿cómo hacemos desaparecer la pobreza, si las personas cada vez más nos preocupamos de nosotros mismo,de satisfacer nuestros bienes y necesidades sin tener en cuenta las consecuencias causadas a los demás?
Sinceramente veo muy difícil que una sola generación de economistas puedan solventar un problema global interminable y persistente.

Unknown dijo...

A mi modo de ver, con esa frase se nos quiere decir, que somos la generación más capacitada en cuanto a recursos y tecnología se refiere.
Y por decirlo de alguna manera, esta es una frase que nunca pasa de moda ya que, la generación que nos suceda lo estará todavía más que nosotros y así sucesivamente. Nosotros estamos más preparados para afrontar cualquier problema que, por ejemplo, los contemporáneos del siglo XVIII. Y a su vez, los ciudadanos del siglo XXII lo estarán más que nosotros.

Tenemos los medios pero, no las intenciones. Y de alguna manera, esta es una situación muy cómoda para nosotros, los habitantes de países desarrollados. ¿Por qué preocuparnos por personas que ni si quiera vemos sino es por la televisión, cuyos problemas no nos afectan?
Esto es el egoísmo, causa de la "pandemia" que nosotros mismos hemos generado y que hace que millones de personas se mueran en la inmundicia. Aunque nos suene a tópico.

Me ha llamado la atención, Adriana, que te incluyas en el grupo de los más pobres. Entonces si tú estás en "los más pobres" ¿te importaría situarme a un niño de África, cuyo único alimento es lo que se encuentra en la calle?

También me gustaría añadir una obviedad que, me parece, estamos pasando por alto. No es trabajo de un día ni de una única persona, conseguir un mundo en el cual la pobreza y el hambre queden erradicadas y así como por arte de magia, todos poseamos la misma riqueza.
Pero lo que sí está en nuestra mano, son pequeñas acciones, que sumadas por toda la sociedad ayuden enormemente a solventar este problema. Así como votar por partidos en cuyos programas electorales se tengan en cuenta estas cuestiones.

Tengo que admitir que estoy de acuerdo con tigo en que este es un problema con una solución realmente dificil, por mucho en que yo me empeñe en intentar demostrar lo contrario; pero, eso no quita para que tengamos que hacer todo lo que está en nuestra por solventarlo.

Begoña, puedes quedarte tranquila, tus faltas de ortografía (mínimas) son inapreciables cuando mi comentario queda publicado. La sombra que te hago en cuanto a redacción y faltas se refiere es inmensa jeje.
Y más vale que no haya un máximo de faltas porque en ese caso, mi entrada queda vetada.

Un saludo,

Nora.

Begoña dijo...

Buenas noches a las dos:
En primer lugar, muchas gracias por vuestras aportaciones. Las de ambas me han dado que pensar y he decidido acudir a la fuente, a J. Sachs. No, no tengo su teléfono, pero sí una entrevista publicada por el diario el Mundo.
http://www.elmundo.es/mundodinero/2007/05/25/economia/1180092805.html


Comenzaré con Adriana. También me ha sorprendido, como a Nora, que te incluyeras en el grupo de los más pobres: aunque probablemente tampoco te contaría en el de los más ricos, tu autoadscripción es sorprendente. Cuando Sachs habla de erradicar la pobreza, se refiere a la pobreza extrema: esto es, la de aquellos que no tienen cubiertas sus necesidades básicas. Ya en la primera clase distinguimos entre necesidades primarias y secundarias. En cualquier caso, el propio Sachs está de acuerdo contigo cuando señalas las dificultades que la empresa comporta. Según sus palabras "cambiar las cosas totalmente en este mundo no es fácil. Es difícil cambiar el funcionamiento de los gobiernos y las organizaciones líderes. Especialmente cuando han perdido tanto tiempo y tantos recursos en esta guerra en Irak que deberían haber ido para el desarrollo. Así que éste es un segundo proceso que sigue siendo difícil. Pero hay progresos reales. Hace siete años di un discurso en la Cumbre de Durban pidiendo un Fondo Mundial para Combatir el Sida. En aquel momento no había una sola persona en el mundo del desarrollo en tratamiento de medicamentos retrovirus apoyados por Gobiernos. Ahora tenemos la solución de que todo el que necesite apoyo en retrovirus deberá tener para el año 2010. La agricultura estaba totalmente abandonada en África. Ahora tenemos a las Fundaciones Gates y Rockefeller en una Alianza para una Revolución verde en África.". Los cambios son posibles o, bien mirado, no son imposibles.
Por otro lado, Sachs no está diciendo que nuestra generación vaya de hecho a dar finiquito al problema. Lo que está defendiendo es que dispone de los medios para hacerlo. Es un asunto de voluntad.

Respecto a Nora, también quiero utilizar las palabras del propio Sachs para glosar su comentario.
"No hay nada malo en unir moralidad e interés personal. La moralidad se basa en sistemas que funcionan para el bienestar de todos, lo que incluye a España y a los países pobres. Y el desarrollo deberá ser una fuerte reducción de la presión que España está sintiendo con esta masiva migración en la que la gente muere en el mar tratando de llegar desde África a España. España debe hacer que sus socios en la UE se tomen esto en serio, y lograr que en 2010 se cumpla lo prometido en ayuda a África. Segundo, España y la UE deben hacer que EEUU comprenda que 4.500 millones de dólares para África son demasiado pocos y no van a lograr resultados. Tercero: necesitamos un enfoque más sistemático de cómo se gastan estos recursos.

La ayuda no es solo un guiño, la ayuda debe provocar inversiones en comunidades pobres. Debe ser planificada, graduada sistemáticamente. Ahí está ese extraño anuncio del G8 anunciando que iban a doblar la ayuda al desarrollo en Gleneagles, en 2005. pero no anunciaron un calendario, quién iba a hacerlo, qué países iban a recibirlo... Esto necesita un enfoque empresarial, del sector privado. Los países ricos siempre se quejan del mal gobierno y mala gestión en los países receptores de las ayudas. Pero ¿qué pasa con nuestra propia mala gestión? Si anuncias un incremento de 25.000 millones de dólares de las ayudas en una fecha concreta, ¿crees que no debes explicar qué mecanismos, qué plazos de ejecución tienes? ¿Cómo esperas que los países de África gestionen adecuadamente este dinero cuando no se les ha dicho cuándo y cómo va a llegar? Y eso, simplemente, no es efectivo. Así que España está en la línea de frente de esto. Y esto debe traducirse en inversión directa en el terreno para que los pobres escapen de la pobreza. Ahora esto puede lograrse. Claro que vivimos en una cultura de las relaciones públicas, en la que todo el mundo quiere que los demás crean que hacen más de lo que hacen.

África puede tener un aumento significativo de su producción alimenticia, controlar su malaria, conseguir agua potable para la gente, construir carreteras, mejorar su red ferroviaria y tener una economía viable usando intervenciones económicas locales. Todo esto se puede hacer. A veces esto se pone en práctica."

Creo que me he extendido demasiado en mi respuesta, pero ambas lo valéis. Muchas gracias por estar ahí.