"¡Despiadado creador! Me has dado sentimientos y pasiones, pero me has abandonado al desprecio y al asco de la humanidad." (Mary Shelley. Frankenstein o el moderno Prometeo)
El carácter ineludiblemente iniciático de este foro y la buena educación obligan a cumplir con el protocolo de las presentaciones. La figura que hoy ocupará mis reflexiones es James Tobin, economista neokeynesiano, que ganó el premio nobel de economía en 1971. Si se preguntase -incluso en círculos académicos- cuáles han sido las aportaciones de este nobel, además de asesor de John Kennedy, me atrevo a asegurar que la mayoría de las respuestas mencionarían el famoso impuesto que lleva su nombre, la tasa Tobin y la archiconocida expresión referida a la elección de la teoría de cartera que aconseja “no poner todos los huevos en la misma cesta”. De nuevo, una metáfora.
La elección de la teoría de cartera intenta dar cuenta mediante un complejo desarrollo matemático del porqué los inversores particulares y las instituciones intentan obtener el óptimo en las combinaciones de riesgo, rendimiento y liquidez en sus inversiones de cartera. La imaginería popular, siempre presta a la simplificación, ha resumido su complicada estructura en la frase antes citada.
Pero, más allá de esta teoría, la denominada tasa Tobin es la que sin duda le proporcionará el don de la permanencia en el Olimpo económico. Grosso modo, La tasa Tobin consiste en gravar con un impuesto cada una de las transacciones financieras que atraviesan las fronteras nacionales. La finalidad de la implantación de esta es servir de desestímulo del flujo de capitales a muy corto plazo (días o semanas), pues estos obtienen una rentabilidad muy pequeña que con este mecanismo desaparecería. De hecho, el origen del beneficio de estas transacciones reside en la velocidad a la que se mueven los capitales. Como el impuesto de Tobin debería ser satisfecho para cada una de ellas, lo comido se pagaría con lo servido. En palabras del padre de la criatura se trataría de “echar arena al aceitado mecanismo de las especulaciones que hacen viaje de ida y vuelta en días o pocas semanas”.
Con la crisis financiera de los últimos tiempos, el famoso impuesto no sólo ha resurgido de sus cenizas, (aunque la asociación ATTAC encabezada por el director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, viene defendiendo su aprobación desde hace más de 10 años), sino que incluso ha sido rebautizada con el nombre de Robin Hood Tax.
Sin embargo, las palabras del propio Tobin, meses antes de fallecer en 2002, no avalan estas vítores a su criatura. "Naturalmente que me alegra; pero los aplausos más sonoros vienen del lado equivocado. Mire usted, yo soy economista y, como la mayoría de los economistas, partidario del libre comercio. Además, estoy a favor del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de la Organización Mundial de Comercio. Abusan de mi nombre”. Algo semejante debió de pensar el doctor Frankenstein al contemplar la deriva que había tomado su criatura.
1 comentario:
Buenas tardes Begoña,
Este era un tema que todavía me quedaba por conocer, la tasa Tobin. Como es lógico he tenido que informarme para poder llegar a entender lo que planteas en esta entrada, y como bien dices la tasa Tobin consiste en un impuesto especial sobre cada una de las transacciones financieras, especulativas, en las operaciones de cambio de divisas, de un 0.1 % - 0.25 %. También he podido leer, que esta tasa depende (por decirlo de alguna forma) de los movimientos que realizamos las personas día a día.
Sin embargo, también he podido leer que este economista entraba en contradicción con los liberales, pues su tasa significaba la obstaculización del libre comercio. Otros de los aspectos negativos que he podido leer es que, muchos intermediarios financieros al verse “agobiados” por esta tasa, buscarían lugares exentos a este control, para realizar rápidos y cortos movimientos de capital con los que sacar un beneficio. Esto daría como resultado el saltarse una de las bases (según creo) esencial de la tasa Tobin : definir que tipo de capital se podría considerar productivo.
Esas eran las cosas negativas, y aquí las positivas: “La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) concluyó que la tasa Tobin permitiría recaudar 720.000 millones de dólares anuales, distribuibles a partes iguales entre los gobiernos recaudadores y los países más pobres. Por su parte, el PNUD afirma que con el 10% de la suma recaudada sería posible proporcionar atención sanitaria a todos los habitantes del planeta, suprimir las formas graves de malnutrición y proporcionar agua potable a todo el mundo, y que con un 3%, se conseguiría reducir a la mitad la tasa de analfabetismo presente en la población adulta, universalizando asimismo la enseñanza primaria.”. La verdad es que yo de este tema no conozco mucho, pero si los resultados obtenidos al aplicar esta tasa, hacen que se puedan llevar a cabo todos los proyectos mencionados antes, creo que tiene mucho merito la verdad.
Saludos, Adriana Errea.
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