martes, 16 de marzo de 2010

El oro de Moscú

¡Oro! ¡Amarillo, brillante, precioso oro!
¡No, dioses, no hago votos en vano, sino con fundamentos!
Un poco de oro bastaría para volver blanco al negro;
bello al feo;
justo al injusto;
noble al infame;
joven al viejo, valiente al cobarde.
¡Ven! Polvo maldito, ramera del mundo,que siembra la discordia entre los pueblos.

William Shakespeare, Timón de Atenas, acto IV,

Mis alumnos de Bachillerato se encuentran en plena vorágine investigadora. Las respuestas al test del Banco de España sólo están al alcance de los más avezados. Además del nada desdeñable incentivo que supone la posibilidad de que se hagan con un ordenador portátil, el objetivo que persigo al inscribirlos en tal prueba es, sin duda, que comprendan cómo funcionan los Bancos Centrales, cuál es su papel como garantes de la estabilidad de los diferentes sistemas (de precios, de pagos y financiero) y, sobre todo, que lleguen a entender el en apariencia críptico léxico que se maneja en estos entornos. Por otro lado, como todo detective aficionado sabe de sobre, cuando se cierra una puerta, se abre otra y las pistas conducen a ulteriores indagaciones.


Y en esas estábamos cuando un alumno preguntó por la vigencia del patrón oro. Como este sigue siendo un foro iniciático hay que comenzar explicando lo obvio: en qué consiste el patrón oro. Dicho en pocas palabras, un sistema monetario que se rige por el patrón oro es aquel en el que el valor de la moneda de un país se encuentran respaldado por una cantidad prefijada de este metal precioso. El valor del efectivo se define en función de una determinada masa de oro.
Cuando se usa el patrón oro se estabilizan, dentro de una estrecha franja, los valores de las diferentes monedas que lo aceptan. De esta forma, el oro viene a cumplir la función de patrón de medida. Como se señala en la wikipedia: “un déficit en la balanza de pagos produce un flujo de salida de oro que, si no se toman medidas compensatorias por parte del banco central del país, causa una contracción en la oferta monetaria; esto, a su vez, lleva a la disminución de los precios interiores con respecto a los de otros países, lo cual alienta las exportaciones y reduce las importaciones, posibilitando así un flujo de oro en sentido inverso (entrante al país). Se genera de este modo, mediante el patrón oro, una compensación automática que lleva al equilibrio, al cual ayudan además los flujos de capital que actúan, en definitiva, del mismo modo.”


La constatación de que se haya abandonado el patrón oro hace suponer que no todo eran ventajas en este sistema. De hecho, el principal problema, como se comprobó en la Gran Depresión, fue el incremento del desempleo, provocado por la fuerte reducción de la actividad económica que sufría el país cuyo déficit exterior le obligaba a una contracción de la masa monetaria. Además, los países con superávit podían llegar a caer en la tentación de intentar prolongar esta situación "esterilizando el oro", es decir, tratando de evitar que el aumento en sus reservas provocase crecimiento en la circulación monetaria e inflación.

Durante buena parte del siglo XIX y el XX, la mayoría de países occidentales continuaron sujetos al patrón oro. El principio del fin comenzó con el abandono del Reino Unido del mencionado patrón y continuó a lo largo del siglo pasado (para más información pulse aquí).


En la actualidad, el oro no está en circulación y, en la práctica, no desempeña ningún papel monetario. Sin embargo, los Bancos Centrales poseen una determinada cantidad de oro que aparece reflejada en su balance. Esta partida (junto con las divisas extranjeras) posee el significado económico de representar las posesiones de divisas y de otros activos que tiene un país que pueden utilizarse para satisfacer las demandas de divisas.


Las reservas de oro del Banco de España dan para más de una anécdota. Probablemente la más conocida es la del traslado de 510 toneladas de oro, el 72,6% de las reservas de oro
del Banco de España, desde su depósito en Madrid hacia la Unión Soviética, a los pocos meses del inicio la Guerra Civil Española, siguiendo las órdenes de Negrín, ministro de economía del gobierno republicano de Largo Caballero. Tal vez menos conocido es el hecho de que la cuarta parte restante de la reserva del Banco, es decir, 193 toneladas, fue trasladada y transformada en divisas en Francia, operación que recibió el nombre de “el oro de París”. ¿Qué fue del oro? Enigmas de la historia que tal vez encuentren respuesta en otro foro. El tiempo también es oro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Begoña:
He dado con tu blog por accidente y quiero aprovechar la ocasión para felicitarte por él. Muy interesante la entrada. Desconocía la historia del oro de París y las desventajas del patrón oro.
Un saludo:
Miguel

Anónimo dijo...

Buenas tardes, Begoña.

Tras haber leido esta entrada de tu blog, me dispongo a intentar sacar las cosas mas interesantes:

En primer lugar, estoy de acuerdo con la eliminacion del patron oro: es verdad que dio una increible estabilidad financiera durante , segun me he informado, del año 1944 a 1971, pero ahora no garantiza la misma estabilidad que años atras.

Por ultimo,me he estado informando, y he sacado la conclusion de que el factor oro beneficia a los paises desarrollados y perjudica gravemente a los subdesarrollados debido a que deben referenciar su moneda con respecto al patron.

El hecho de tener oro garantizaba a los bancos devolver el dinero a su poseedor respaldandolo con el oro que este poseia.
Pero el problema se presenta cuando eres un pais pobre que no puedes garantizar seguridad a tus propios clientes.

Espero que mi comentario haya servido de algo,

Saludos,

Alberto Gabari

Begoña dijo...

Buenas noches a los dos:
Muchas gracias por vuestras intervenciones.
Alberto, quería puntualizar una cuestión: cuando hablas del periodo 48-71, intuyo que estás aludiendo al sistema de cambios fijos y no exactamente al patrón oro. Sí que es cierto que bajo este sistema todas las monedas debían ser convertibles a dólares y éste a su vez a oro a un precio predeterminado.
En cualquier caso, celebro tu vuelta por estos foros.
Bienvenido, Miguel.
Un saludo:
Begoña