jueves, 12 de marzo de 2009

Prueba de vida


"Una obra de arte debe satisfacer a todas las musas. Es lo que yo llamo la prueba del nueve." COCTEAU, Jean


Quedan lejanos los días en los que hablábamos del marketing y del producto. Sin embargo, mis alumnos de 2º de Bachillerato no han de perder la perspectiva, esto es, no han de olvidar que a la vuelta de una esquina llamada mayo, les espera su bautizo en el mundo universitario: la Prueba de Acceso, conocida como Selectividad.


Realmente esta sucesión infernal de exámenes no hace justicia a su nombre: no selecciona strictu senso. De hecho, el 90% de los estudiantes que se presentan a esta prueba, la superan. Sin embargo, la selección existe y campa por sus respetos en la experiencia diaria: el mundo económico no escapa a esta aserción. La verdadera cuestión estriba en dilucidar si el objetivo último de la selección es o no es conseguir que el proceso desemboque en el hallazgo de lo mejor.

Comenzaba hablando del marketing y del producto. Pues bien, cualquiera de los artículos que se encuentran a disposición de los consumidores en el mercado han debido superar un exigente proceso de selección. El denominado "test del producto" es un buen ejemplo de lo que quiero explicar. Este test somete a prueba un prototipo de un producto que se piensa lanzar al mercado en una muestra de potenciales compradores. Además del propio producto también pueden someterse a prueba la marca, los modelos e incluso los envases. La finalidad de dicho test es dar con una primera previsión de la demanda, así como cerciorarse de que el producto podría servir para los usos y finalidades previstos y verificar que los atributos del prototipo se ajustan a las preferencias y necesidades de los consumidores. La ya mencionada orientación al cliente ha de estar presente siempre en todo el proceso y no ha de perderse de vista en ningún momento.



¿Cuál es la puesta en escena de este test del producto? Normalmente, se desarrolla con el sencillo expediente de entregar gratuitamente unidades del prototipo y de productos alternativos que han sido previamente comercializados por otras marcas, caso de que las haya, a una pequeña muestra de consumidores potenciales. Esta sencilla explicación pasa por alto numerosos detalles que reservaré para sucesivas ediciones de este cuaderno de bitácora. Ya saben, siempre es necesario dar con una excusa para volver. Ahí va la mía: es tarde para entrar en más puntualizaciones: mañana será otro día. Si la técnica no lo impide, cumpliré mi promesa. Compruébenlo, por favor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Queremos más!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña,

Ya que la famosa prueba de Selectividad, cada día más próxima, es nombrada en esta entrada de este nuestro cuaderno de bitácora, se me ocurre el comparar esta prueba con el denominado ‘test del producto’.

Puestos a ello, podríamos decir que nosotros, tus alumnos de 2º de Bachillerato, somos productos esperando también a pasar un test a partir del cual logremos el éxito y una futura salida a un nuevo ámbito, el laboral.
Pasar esa prueba depende de una serie de factores como pueden ser la constancia y una buena preparación de la materia.

En el marketing, también los productos dependen de unos factores para lograr su éxito en la prueba. Son los llamados factores de diferenciación, con los que se podrá contribuir a que el producto sea percibido como único.

La diferenciación del producto se realiza fundamentalmente mediante la marca, en la que se pueden distinguir el nombre y el logotipo o ‘logo’ y el modelo. Asimismo, el envase y la etiqueta también son, en algunos casos, importantes factores de diferenciación.
Según los resultados de este conocido como ‘test del producto’ se logrará un mayor o menor éxito en el mercado, así como el triunfo del producto entre los consumidores.

Un saludo, Andrea Morillas