domingo, 13 de diciembre de 2009

Vivir

Cuando tú estás en el borde del mundo
Yo estoy en el cráter de un volcán muerto
A la sombra de la puerta
Se yerguen las palabras que han perdido sus letras

Al dormir, la luna ilumina las sombras
Pececillos caen del cielo
Al otro lado de la ventana
Hay soldados con el corazón endurecido

Kafka está sentado en una silla a la orilla del mar
Pensando en el péndulo que hace oscilar el mundo
Cuando el círculo del mundo se cierra
La sombra de la esfinge sin destino

Se convierte en cuchillo
Y atraviesa tus sueños
Los dedos de la niña ahogada
Buscan la piedra de la entrada

Alza las mangas de su vestido azul
Y mira a Kafka en la orilla del mar

(Haruki Murakami. Kafka en la orilla)

Una de las noticias que más minutos ha acaparado en los telediarios ha sido la llegada del frío. "El mercurio alcanzo los cero grados en las principales capitales" resulta una sinécdoque socorrida, manida, tópica y, sobre todo, obsoleta para aludir a un hecho que, lejos de ser noticia, debería ser moneda de uso común en diciembre.


No pretendo, sin embargo, deslizar la idea de que las elevadas temperaturas de los últimos días constituyan una prueba del fenómeno del cambio climático. La validación de una hipótesis tal requiere el concurso de más diciembres y el análisis de numerosas variables candidatas a causas. Expertos tiene la santa madre ciencia dedicados al estudio del tema: aunque mi afirmación puede tener un cierto regustillo a argumento de autoridad, lo cierto es que la gran mayoría de la comunidad científica acepta la tesis de que la intervención humana ha favorecido el aumento de la concentración de determinados gases de efecto invernadero que explican el incremento significativo de la temperatura de la tierra en el último siglo. Hay también quien opina que el tinte apocalíptico que ha impregnado el cuadro de conjunto lleva a sospechar que muchas de las afirmaciones vertidas están más allá de lo estrictamente científico y más acá del interés económico. Una vez más, la "ilusión objetivista" que detectó Habermas campa por sus respetos. Angelicos.

Tal vez la verdadera noticia del día o de la semana sea la celebración de
la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU 2009 que se celebra en la ciudad danesa de Copenhague. Los titulares de prensa hablan del tránsito del Protocolo de Kyoto al Protocolo de Copenhague. Como tengo para mí que el Protocolo de Kyoto -del que ya hablé en otra ocasión- engrosa el número de esas cuestiones de las que se sabe bien poco y mal, aprovechando el frío, me he dedicado a leerlo en su totalidad. Les animo a que lo hagan: presten atención al artículo 10.

Y si no, siempre pueden quedarse en Japón y regalarse Kafka en la orilla de Murakami o la película Vivir de Kurasawa cuya carátula reza así: "Kanji Watanabe, jefe de la 'Sección del Ciudadano' del Ayuntamiento de Tokio, descubre que padece una enfermedad terminal y su fin se acerca. Watanabe se percata de que no ha hecho nada por los demás, y por tanto, nada quedará tras él cuando muera. Sólo ante esta desesperada situación se dará cuenta del tiempo que ha malgastado en su vida y empezará a recapacitar."

Una vez más lo micro se erige en metáfora de lo macro. Siempre cabe la posibilidad de la negación.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña,

El tema del cambio climático, me resulta un tema bastante interesante. Opino que no solo me lo tendría que parecer a mi o a gente que como yo (sin querer hacer alarde de mis aficiones), esta interesada por la naturaleza. Creo que todo el mundo sin excepción alguna debería estar interesado pues no es un tema que solo concierne a los científicos que intentan luchar contra el cambio climático, sino al mundo en general. Quiero decir que todos vamos a sufrir las consecuencias del cambio, tanto si te interesa el tema como si no, por lo que por lo menos, seria bueno que intentáramos concienciarnos de lo que esta ocurriendo, y poder poner nuestro granito de arena, que aunque parezca que no hace nada, hace mucho. Hace pocos días, salio en las noticias como el presidente de unas islas estaba pidiendo ayuda a todos los países, pues debido al deshielo de los polos y al aumento de las temperaturas, en pocos años sus islas quedarían tragadas por el mar, y sus habitantes tendrían que abandonar su hogar. Sin duda este es un tema del que se puede sacar mucha información, pero que en mi humilde opinión una única conclusión: sino nos concienciamos de que nuestro planeta va cada vez a peor, y que tenemos que buscar una solución aplicable a todos los seres del planeta, el mundo en el que hoy vivimos algún día dejara de existir, y con el nosotros. Puede sonar a trágico, pero como he dicho antes, es mi opinión y mi punto de vista.


Como bien señala el enlace de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU 2009, el mundo no va a tener otra oportunidad para debatir las posibles soluciones ante este cambio. Debe hacerse en Copenhague. Lo malo de todo esto es que han decidido hacer esta cumbre cuando han empezado a ver las consecuencias que se están dando. Kyoto pudo haber sido el primer y único “Copenhague” pues desde ese momento deberíamos habernos tomado esto mas enserio. Pero claro, en ese momento no se observaban las consecuencias tan claramente, por lo que no fueron muy exigentes.
A mi personalmente me parece lamentable que las personas no nos demos cuenta de que nosotros mismo, por nuestro egoísmo y el consumismo que no sacia nuestras necesidades, este destruyendo aquello que realmente necesitamos : la Tierra, aquello sin lo cual no tenemos donde vivir.

Nosotros vemos la reducción de CO2 y metano a la atmósfera como algo muy difícil, que lo es; pero también habría que pensar en su recompensa. Nos parece difícil (incluida a mi misma) porque nos es casi imposible prescindir de todos los caprichos que nos ha generado el tiempo. Un claro ejemplo, los medios de transporte. No imaginamos nuestro mundo sin ellos, pues nos han facilitado la vida; pero también es verdad que si todos estuviéramos concienciados con el medio ambiente nos daríamos cuenta de que no es necesario coger el coche para ir a comprar el pan.
La verdad es que mi comentario puede estar mal expresado, pues este tema me parece largo y complicado, pero muy interesante; sin embargo decir que ante mi opinión, también espero que todo el mundo nos tomemos muy enserio lo dicho en Copenhague, porque sino no tendríamos otra oportunidad para salvar lo que mas necesitamos, aunque no nos demos cuenta. Sería una lastima, porque como dice, no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

Tema interesante este, y del que no me importaría que dedicases mas entradas en tu blog.

Saludo, Adriana Errea.

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña,

En esta ocasión, como hacemos habitualmente en la actualidad, hablamos del cambio climático.
Y como he dicho, que tema más sonado para todos nosotros! pero, a pesar de ser muy oído, seguimos sin estar concienciados: ni nosotros, ni las empresas.

Puede que ciertos empresarios me lleven la contraria, pues ahí está la responsabilidad social de la emrpesa, pero ¿es realmente llevada a cabo?

En la responsabilidad social de la empresa también se pueden destacar otros aspectos como el desempleo, las enfermedades laborales... pero dentro de ella también se encuentra el coste social de la contaminación y de la modificación del equilibrio ecológico.

Es verdad, que actualmente se está incrementado esta presión que tienen las empresas para atender a las cuestiones medioambientales y por ello, podemos meternos en cualquier pagina web y observar sus compromisos; pero en mi opinión, a la hora de la verdad esto queda en segundo plano.

¿Por qué? Únicamente quizás les interese más minimizar sus costes. Sinceramente, esto me recuerda, no se por qué, a la última gran tragedia que hemos vivido,en el Madrid Arena. Ojalá esto no acabe así también,pues las consecuencias sino nos tocará vivirlas, y está claro, no son buenas. Estamos a tiempo para cambiarlo.

Un saludo, Adriana.