lunes, 14 de diciembre de 2009

El espía que surgió del frío




"Plagio. Una fatalidad. Todo lo detestable que se quiera, pero a veces debe aceptarse, pues a pesar del gran número de ideas que nos legó Platón, la Naturaleza es tan injusta que a muchos hombres (y mujeres) no les ha tocado ninguna idea y, así, tienen que acudir a las ajenas para transmitir su ideas, generalmente espurias, si no concuerdan con las de uno, si es que también a uno le tocó alguna" (Augusto Monterroso. Lo demás es silencio)

Hoy la mañana ha ido de espías y de plagios. Para mi desgracia, la elección de la temática no ha venido provocada por mi encarecida recomendación de la obra de Graham Greene. Dudo mucho que mis alumnos conozcan la figura de John Le Carré, famoso conocedor de las entretelas de la Guerra Fría, además de extremadamente entrentenido y recomendable en esta época de fríos. Ni tan siquiera por la divertida e ingeniosa teoría del plagio que Bernardo Atxaga expone en Obabakoak (en mi opinión, su mejor trabajo). "Para plagiar, es necesario dejar de lado todo tipo de libros raros. (...). Ha de elegir sus modelos entre los autores que andan en boca de todo el mundo. Y que no se preocupe. No lo descubrirán jamás. Porque los clásicos -igual que sucede con los arcángeles- sólo son conocidos por sus nombres y por las estampas". La cuestión ha surgido a partir del análisis de la innovación y de sus enemigos, a saber, los espías industriales.

Los espías al uso, los de las novelas de Greene o Le Carré, están dotados de esa suerte de justificación ética social otorgada por la lucha a favor de las grandes causas. Asunto diferente será el precio individual de esa especie de perdón comunitario, pero ése, sin duda, es otro tema. Los espías industriales no gozan de esa absolución porque sus intenciones resultan espurias, bajunas: roban y traicionan por dinero. Esta claridad en el juicio resulta tan unánime que no me detendré más en esta cuestión. El beneplácito universal resulta ciertamente deseable pero inmensamente aburrido.


Sin embargo, sí me interesa centrar la atención en lo que se ha dado en llamar 'ingeniería inversa'. La wikipedia la define como "obtener información a partir de un producto accesible al público, con el fin de determinar de qué está hecho, qué lo hace funcionar y cómo fue fabricado. Los productos más comunes que son sometidos a la ingeniería inversa son los programas de computadoras y los componentes electrónicos, pero básicamente casi cualquier proceso puede ser sometido a un análisis de Ingeniería Inversa". Presentada en sociedad de esta forma, la ingeniería inversa parece una actividad inocua y carente de implicaciones éticas o, de forma más laxa, legales. Todas aquellas innovaciones cuyo autor o autores no han tomado la prevención de patentar son susceptibles de ser imitadas mediante el cómodo expediente de la 'ingeniería inversa', como bien advierte la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) en esta interesente página. Otro de los nombres del plagio. ¿Resulta tan legítima la ingeniería inversa si se observa desde este punto de vista?


Sin embargo, la realidad se esfuerza por escapar a la lógica binaria del 0/1 o del bueno/malo. ¿Qué ocurre cuando la ingeniería inversa se aplica a medicamentos comercializados y elaborados por compañías farmacéuticas que invierten parte de sus beneficios en investigación y que, consiguientemente, los ponen a la venta a precios no siempre accesibles a todo el mundo? ¿Es lícita entonces la ingeniería inversa? Si lo es, ¿qué incentivos tienen esas organizaciones para seguir investigando? Apasionante debate y difícil equilibrio. Como en las mejores novelas de espionaje.

7 comentarios:

Beatriz dijo...

Buenas tardes, Begoña

Esta entrada hace referencia a lo citado en clase. Como hemos visto hay 3 formas diferentes de imitar un producto:
. Espionaje industrial: el cual consiste en la obtención del producto antes de que dicha empresa lance el producto y así adelantarse la empresa espía y obtener ganancias ella sola al ser la única que comercializa el producto.
. Benchmarking: consiste en fijarse solo en los mejores y copiar sus maneras de operar para llegar a buenos resultados.
. Ingeniería inversa: a la cual dedicas mas tiempo en esta entrada consiste que mediante el producto ya comercializado intentar hacer el mismo” plagiarlo”


Pero al copiar el producto hay ciertos riesgos que asumir. Los productos o creaciones nuevas tienen patentes: es un derecho exclusivo concedido a una invención para ofrecer protección ala invención. Que les da derecho a reclamar en caso de plagio .la empresa también puede llevar diferentes formas para guardar en secreto la innovación como el secreto industrial: los trabajadores solo saben una parte del proyecto la que les toca realizar a ellos sino también tenemos el aprovechar el margen de tiempo: capacidad de que en situación dé plagio sacar otra cosa nueva.

Un saludo,
Beatriz

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña,

En alguna ocasión, no puedo evitar darle vueltas a esas citas de autores que pones a menudo en tus entradas, pues me parecen que todas tienen algo que decir ya que no todos pensamos como dichos autores, sino que podemos llevar nuestras contradicciones, como por ejemplo en este caso, en parte. Es verdad lo que dice Augusto Monterroso : el plagio es una fatalidad. E aquí mi contradicción: opino que en un 70 % o incluso mas, el plagio es una especia de excusa para todas aquellas empresas con trabajadores poco imaginativos, necesitados de nuevas ideas para no hundirse junto a su barco. Pero también es verdad que muchas empresas como he dicho antes, necesitan esta técnica para sobrevivir. Además, como ha apuntado Beatriz en su entrada hay distintos tipos de plagio: espionaje industrial, ingeniería inversa y Benchmarking. Por supuesto opino que el espionaje industrial es, como bien dice Monterroso una fatalidad, pero no por ejemplo en benchmarking, pues no roba las ideas de cualquier empresa sino que, además de fijarse en los mejores (lo cual podrá darles mas beneficios), no roba el producto, como lo hace el espionaje. Sin duda robar, es la palabra que mejor caracteriza a este ultimo espionaje.

Investigando por un Interner, al ir a buscar una pagina distinta de wikipedia, que me diera una definición de ingeniería inversa, me he topado con un término que nunca antes había escuchado, y que me ha llamado la atención : Keygens.
Los keygnes son Programas que suele ser pequeños y que permiten generar unas claves (serial, llave, key o número de registración) para unas aplicaciones sharewares(software que es distribuido gratuitamente exclusivamente para ser probado) específicas. El objetivo es obtener una aplicación sin restricciones, como si el usuario la hubiese comprado.
Los keygens suelen ser desarrollados por crackers, para luego distribuirlos gratuitamente en múltiples páginas de programas piratas.
Hoy en día Internet y todas las demás nuevas tecnologías son utilizadas a diario. Estoy segura de que los keygnes son utilizados muy frecuentemente en nuestra sociedad, y ¿por que razón? Muy sencillo… es gratis y ninguna empresa te va a decir si puedes utilizarlo o no.

Hoy en clases nos has expresado lo difícil que resulta ponerse de un lado u otro cuando hablamos del ejemplo que has puesto de los medicamentos. Es verdad que puede ser moral o no moral hacer una cosa. Pero a la hora de la verdad cada uno va a obrar por su bien, comportándose de manera egoísta. Si yo fuera una empresa farmacéutica y me obligaran a que mis medicamentos fueran genéricos, sin dudarlo me negaría, pues así es verdad que mucha gente sale ganando pero no yo. ¿Para que gastar un montón de dinero en investigaciones si luego no me voy a ver bien recompensado?
Pero yo por ejemplo, no soy uno de esos investigadores, y a mi me gustaría que todos los medicamentos fueran genéricos (si me diesen la garantía de que se iba a seguir investigando en el campo de la medicina). Como bien has dicho, un tema difícil de debatir. Son precisamente los temas difíciles de escoger los que mas importancia deben tomar.

Saludos, Adriana Errea.

Lorea CHocarro Goñi dijo...

Buenas tardes Begoña:

En mi comentario de hoy me gustaría hablar de los medicamentos, pues pensando en como poder solucionar el problema se me ocurren dos ideas, eso sí, son utopías desgraciadamente al menos por ahora.

La primera idea que se me ha ocurrido es en resumidas cuentas, premiar a las farmacias que investigen. Es decir, todas las empresas deberían vender lo mismo y a un precio razonable para que podamos acceder a elloy todas el mismo, pero para que se siga investigando, las empresas que no investigan deberían destinar parte de sus beneficios a las que investigan o también el Estado.

La otra idea es que si fuesemos justos repartiendo las personas, y no diesemos millonadas a algunas (y creo que muchos ya entendeis por donde voy), podríamos destinar ese dinero a la sanidad e incluso a erradicar la pobreza y el hambre en el mundo, y esto es algo que podemos conseguir entre todos dandonos cuenta de las desproporciones que hay tan grandes y no solo entre nosotros y el tercer mundo, sino entregente multimillonaria y nosotros.

pero como he dicho antes, no dejan de ser tristemente utopías.

Espero que haya servido de algo mi comentario.
Un saludo
Lorea CHocarro Goñi

Sergio Soto dijo...

Buenas tardes Begoña:

Por fin me he decidido a intervenir en este magnífico blog.
En primer lugar decir que este tema me parece muy interesante y del cuál se podría debatir largamente.

La ingeniería inversa, tal y como nos explica la Wikipedia, se encarga de obtener información sobre productos o servicios que ya existen en el mercado. Y a partir de ese conocimiento, crear otro producto o servicio, modificando y mejorando el estudiado, por eso se le denomina ingeniería inversa, puesto que su camino es el opuesto al habitual.

Mi opinión es que este método debería ser aceptado siempre y cuando el imitador, al servirse de otros productos ajenos, diseñe un producto nuevo con una notable mejora al anterior y abonando una cantidad de dinero establecida al diseñador original. En todos los demás casos se trata de una imitación ilegal desde mi punto de vista.

Espero que sirva de algo este comentario.
Un saludo Sergio Soto.

Begoña dijo...

Buenas noches a los cuatro:
En primer lugar, bienvenido al "nuevo comentarista". Te has hecho el remolón, pero ha merecido la pena, porque tu comentario es muy acertado.
Respecto a lo que apunta Lorea, pese a ser encomiable como intento de incentivar la innovación, creo, no obstante, que resulta poco eficaz. El incentivo de las empresas para innovar en una economía de mercado es la obtención de beneficios o el incremento del valor de la organización. Una empresa farmacéutica que no investigue será castigada por el propio mercado: los consumidores adquirirán los productos de la competencia, sin necesidad de que una instancia superior intervenga para deducir parte de los beneficios que obtiene. El problema, más bien, pasa por decidir hasta qué punto determinados bienes son patentables y hasta qué punto no.
Interesantes también los comentarios de Beatriz y Adriana. Por cierto, los keygen son formas ilegales de activar un software que no es gratuito.
Un saludo y gracias por vuestras intervenciones.
Begoña

Anónimo dijo...

Buenas noches Begoña,

La capacidad que se ha adquirido para conseguir descubrir el diseño de un producto a partir del producto ya terminado creo que ha surgido más que nada por la curiosidad humana para adaptarlo mejor a sus necesidades o gustos.

En mi opinión no creo que se un mal método de imitación aunque siempre depende de para que se emplee. El de los medicamentos es un buen ejemplo de porque la ingeniería inversa debería utilizarse a veces ya que muchos medicamentos no pueden ser adquiridos por algunas personas debido al coste que suponen algunos de ellos. Pero, de todas formas, sigue siendo un método ilegal de imitación al igual que el espionaje industrial.

Aun así, siempre están las patentes o el secreto industrial para intentar proteger un producto de aquellos que pretendan sacar un beneficio por su cuenta imitándolo. Para mí, el mejor tipo de imitación que se podría emplear es el benchmarking ya que con ello no interfieres en el negocio de otras empresas ya que lo único que se hace es evaluar los productos que son reconocidos como los mejores e intentar sacar un producto similar o con unas características semejantes.

De todos modos, la originalidad siempre es mejor que la imitación ya que siempre es bueno encontrarse productos nuevos que se diferencien de otros porque uno lo ha hecho único y no porque haya sido imitado de otro.

Un saludo,

Beatriz Armendáriz

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña:
Todo el mundo coincide en que esta mal apropiarse del trabajo ajeno y calificarlo como propio, ya sea utilizando la ingeniería inversa, el benchmarking o infringiendo las patente de los competidores a través del espionaje industrial.
Pero, la verdadera pregunta no es cuanto de mala es la ingeniería inversa, si no en cual es el limite a la hora de diferenciar cuando se esta produciendo el plagio.
El origen de todo el conocimiento humano proviene a través del estudio y mejora de la tecnología existente en el momento. Yo opino que la ingeniería inversa es una forma de plagio que esta mal, pero también gracias a ella se han creado nuevas tecnologías. Solo hay que saber diferenciar entre en plagio y el avance. Esta es la tarea de las empresas. Lógicamente es fácil diferenciar si el producto nuevo es idéntico al originario, pero si es modificado… ¿asta que punto es plagio? La línea que lo separa es muy delgada. No todo es blanco o negro, hay una amplia gamma de grises.

Sergio A.