jueves, 17 de septiembre de 2009

La pérdida

"Economics is a science which studies human behavior as a relationship between scarce means which have alternative uses" Lionel Robbins.



Poseo un espíritu de almanaque orlado de citas edificantes. Nadie es perfecto que diría Joe E. Brown en
Con faldas y a lo loco (maravillosa película para un domingo preinvernal). Para muchos, un aroma resulta motivo de evocación, para Proust, el sabor de una magdalena (amantes de los azares pulsen aquí) invoca los recuerdos más huidizos. En mi caso, una fórmula archirrepetida en las clases de economía despierta una suerte de pedantería atávica que se traduce en la utilización de una wikicita o wikiquote. En este caso, el aroma, la magdalena o pasta de té ha sido la idea de que las necesidades son ilimitadas y los medios escasos y en mi mapa de conexiones remite a la frase de Hölderlin que reza "el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona". El sentido último de la sentencia no es el mismo que el de la idea que he de transmitir a mis principiantes recién incorporados, pero apunta a esa tensión existente en toda vida humana entre la realidad y el deseo. Entre la inmensidad de los fines y la precariedad de los medios.

Un simple análisis de las circunstancias vitales de cada uno, arrojará como resultado la constatación de que las necesidades del ser humano son múltiples y susceptibles de infinito desarrollo. Existe la necesidad de alimentarse cada día, de ingerir una cantidad mínima de líquidos, de vestirse, de habitar bajo techo, descansar; si se indaga en cada uno de estos requerimientos, siempre es posible encontrar algún requisito más que demanda ser satisfecho. Además, la historia brinda abundantes ejemplos de necesidades nacientes que son alumbradas tras la satisfacción de otras tal vez más perentorias. En el hombre conviven naturaleza y cultura y ésa es la razón por la que, una vez cubiertas las necesidades de índole más fisiológica, ha de habérselas con otras más sofitiscadas, más elaboradas. (Véase al respecto una entrada más antigua dedicada a la famosa
pirámide de Maslow). Es más, incluso la forma de satisfacer las necesidades fisiológicas está mediada por la cultura: la gastronomía propia de cada región es un claro ejemplo de este apunte.

No hay límite en este proceso, ni cabe imaginar la posibilidad de que se alcance un punto de inflexión a partir del cual todas las necesidades posibles sean satisfechas. Ni tan siquiera los integrantes de la
lista Forbes que recoge los nombres de los más ricos del planeta escapan a la necesidad de elección. La limitación humana -siquiera temporal, aunque no sólo- explica que así sea.

El problema de la escasez no ha de ser comprendido, por consiguiente, en términos absolutos, sino relativos a esa capacidad infinita de experimentar necesidades. Esto es, está más emparentada con la insatisfacción que con la carencia de. De ahí que, los seres humanos se vean forzados a decidir cómo emplear unos recursos per se limitados para alcanzar la máxima satisfacción posible de sus necesidades. A causa de que las necesidades no pueden satisfacerse por completo y a que los medios disponibles pueden utilizarse de diferentes maneras para obtener diferentes fines, debe darse una elección entre fines y medios. La escasez implica que la elección es ineludible - perder o renunciar a una cosa a favor de otra, o lo que es lo mismo, asumir los costes de oportunidad. Elegir siempre comporta una pérdida. Eso o aceptar la
máxima estoica también citada en estas páginas "pobre no es el que tiene poco sino el que mucho desea".

8 comentarios:

Lorea CHocarro Goñi dijo...

Buenas tardes Begoña:
Al leer esta entrada me ha venido a la cabeza lo que estos días estamos dando en clase al hablar de las empresas, pues como tú bien nos dices, las necesidades no las crea las empresas sino que ya las tenemos aunque no nos demos cuenta y creo que es imposible satisfacer todas porque además cuando satisfacemos una es como que nos paramos a pensar en otra que hasta entonces no habíamos caido y ya tenemos una nueva necesidad y así continuamente.

Un saludo
Lorea

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña:

Vuelvo al blog y me encuentro otra entrada sobre problema bàsico de la economía y que tantas veces hemos citado en clase, la escasez. Lo cierto es que este problema es real y afecta a todo el mundo por muy rico que sea alguien aunque, por supuesto, es mayor problema para aquellos que no tienen el mínimo recurso económico. Los que tienen una mayor fortuna (económica) está claro que tendrán menos problemas a la hora de elegir entre una cosa u otra. Esto es así cuando ablamos de dinero porque si nos metemos en el campo del tiempo no importa el dinero y aquí si que tenemos todos el mismo tiempo en un día, 24 horas. Sólo debemos saber administrarlo bien exactamente igual que el dinero. Respecto a los más pobres muchos no tienen ni para satisfacer sus necesidades más primarias. Pero, remitiéndome a un anterior comentario de un compañero, llego a la conclusión de que este problema lo causamos causamos nosotros mismos ya que si los recursos estuvieran más y mejor repartidos todas las necesidades fisiológicas humanas estaría atendidas.

Estas reflexiones anteriores me hacen llegar a una dura conclusión, o más bien duda (Begoña, si fuera posible me gustaría que me la intentaras aclarar en futuras entradas y/o comentarios), y, es que, me hace pensar que si desde un principio lo recursos escasos hubieran estado bien repartidos me cuesta creer que se hubiera podido alcanzar un nivel de desarrollo tecnológico como el que tenemos en los países ecónomicamente más fuertes. Con esta reflexión no pretendo, ni mucho menos, excusar ni decir que la desigualdad sea buena pero quizas haya podido ayudar en el pasado pero ahora debemos luchr por erradicarla

Saludos Oscar.

Anónimo dijo...

Buenas noches Begoña,

Lo primero decir que es verdad que las necesidades son ilimitadas. El hombre es un ser avaricioso, y cuanto mas puede poseer, mas desea tener. Supongo que la sociedad en la que vivimos no has hecho de alguna forma ser un poco mas egoístas, ya que nos demuestras que hay una demanda de un mismo bien, los empresarios llevan acabo estudios para así poder crear algo que sacien esa demanda, y por supuesto, nuestras necesidades.

Los ricos pueden tener todo el dinero que quieran, y esto puede ayudar a satisfacer un tanto por ciento concreto de sus necesidades, pero no todas.
Todavía no se han inventado todas las necesidades humanas existentes, y nunca se terminaran de crear, ya que estas son infinitas. Si miramos de este modo la escasez, siempre la tendremos por lo que he dicho anteriormente.
En mi opinión, la escasez puede significar la elección para algunas personas, pero no para todas. Las personas nombradas en la lista Forbes, pueden adquirir la mayoría de los productos que deseen, gracias a la grandiosa cantidad de dinero; pero una persona normal y corriente, no puede permitirse muchos de los productos que los de la lista si. Que esas personas no puedan adquirirlo no quiere decir que allá escasez de dicho bien o servicio, sino que su economía no se lo permite, y por eso se ve obligado a renunciar.
Por ejemplo, las mansiones en la costa de Miami son habituales. Muchas personas ricas se las compran; por el contrario, una persona mileurista, con un poco mas o un poco menos, no puede permitirse ese lujo (a no ser que quiera meterse en deudas). Que esa persona no se la pueda comprar no quiere decir que allá escasez del producto mansiones en Miami (por llamarlo de alguna forma). Simplemente no se lo puede permitir.

La verdad, es que no se si me he desviado un poco o bastante del tema central, pero creo que parte de la economía esta relacionada con la elección, y me parece interesante.

Saludos, Adriana.

Begoña dijo...

Buenas noches a todos:
En primer lugar, muchas gracias por vuestras interesantes aportaciones a una discusión que, no por repetida, deja de ser interesante. En segundo lugar, he de confesar que estoy experimentando en propias carnes el concepto de escasez: ¡no me da la vida para contestar individualmente a cada uno!
Sólo alguna puntualización: efectivamente las empresas a través de la función comercial no crean necesidades: intentan crear demanda, esto es, sus esfuerzos se centran en hacer ver al cliente que sus necesidades se satisfarán plenamente (o no tanto) si consumen tal o cual producto.
También me gustaría apuntar, Adriana, que si recuerdas las tesis de la teoría de la elección racional, ésa "avaricia" del ser humano se traducía de alguna forma en el supuesto de no saturación. Me parece que este año estáis ya en disposición de utilizar un vocabulario más técnico, que se fundamente en teorías más o menos admitidas. Su uso redundará en la calidad de vuestras exposiciones.
Respecto a la duda o corolario de Óscar, te diré que no acabo de ver que de tu exposición se derive necesariamente la conclusión a la que apuntas. En cualquier caso, no me importará analizarla en clase.
En cuanto a Lorea, gracias por abrir el fuego. Prometo que la próxima entrada irá dedicada a los alumnos de 2º de Bachillerato.
Un saludo y muchas gracias a todos:
Begoña
P.S. ¡Cuidado con la ortografía! Señala el filósofo Claudio Magris qeu una ortografía y una sintaxis incorrectas y descuidadas son muestras indiscutibles de pereza mental. No sois perezosos, ergo...

Anónimo dijo...

Buenas Tardes, Begoña:

Esta es la primera vez que escribo, así que intentaré ser lo más conciso posible.

Coincido contigo en que nuestros bienes son escasos (como en el caso del agua), pero dudo mucho que nuestras necesidades sean ilimitadas siempre; por ejemplo, dado el caso de un adolescente pobre que no tenga ni ropa,ni comida ni higiene no puede estar pensando en comprarse unos patines o una videoconsola.

Así pues deduzco que las necesidades ilimitadas están única y exclusivamente hechas para las personas del primer mundo.

Además, pienso que nuestras necesidades son ilimitadas prque disponemos de recursos económicos suficientes para intentar satisfacerlas, y que están siendo amoldadas a cada uno de nosotros debido a una emergente conversión de la sociedad en un monstruo consumista, egoista y superficial.

Espero que si las cosas cambian el principal problema de la economía (la escasez) se resuelva pronto.

Saludos,
Alberto Gabari.

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña:

Al igual que algunos de mis compañeros esta es la primera vez que participo en el blog y espero saber expresar bien mi opinión.

El problema de la escasez, a diferencia de otros a los que damos más importancia, sí es real y aunque no sea en la actualidad, en un futuro no tan lejano, puede que nosotros seamos los afectados si no sabemos racionalizar el uso de nuestros fondos y saber que es lo que realmente necesitamos y lo que es un simple "capricho"

Al igual que otros compañeros, también pienso que las personas con más posibilidades en lo económico pueden tener otros tipos de escasez (afecto, tiempo, etc) ya que el dinero no lo es todo.

Sobre las necesidades, yo creo que realmente son ilimitadas, y que como dijo Maslow, cuando satisfacemos unas, nos creamos nuevas necesidades y objetivos.

Un saludo,
Javier Goñi

Begoña dijo...

Buenas noches a los dos:
Muchas gracias por vuestras interesantes aportaciones.
Alberto quiere dejarme sin trabajo en la medida en que se empeña en solucionar a toda costa el problema de la escasez. Misión imposible me temo.
Realmente es difícil, Alberto, acabar de ver que en nuestro primer mundo la escasez sea un auténtico problema. Y no porque no haya casos de personas que han perdido su empleo o desgraciadamente están a punto de hacerlo. Sí que es cierto que las necesidades cambian en el espacio y en el tiempo y lo que para unos es necesario, para otros no lo es. La escasez, como atinadamente señala Javier, no es sólo una cuestión de dinero o de bienes económicos (aunque quién sabe, ¿es el tiempo un bien económico en sentido estricto?). Pero aún garantizando que todo el mundo tiene lo básico para subsistir, puedo garantizar que queda eocnomía para rato. Habrá que decidir qué bienes producir y qué bienes no producir, en qué cantidad y cómo hacerlo. La razón es que la satisfacción de nuestras necesidades no es inmediata; necesitamos transformar los recursos naturales en bienes de consumo. Ese problema ha acompañado y va a acompañar inexorablemente al ser humano en toda su historia y continúa siendo un problema económico. Por ejemplo, si yo dispongo de un campo de cultivo tengo que decidir qué plantar en él, porque el recurso natural 'tierra' es escaso - o patatas, o tomates o ambos pero en menor cantidad- y ese hecho no va a cambiar: no se va a resolver como problema. La economía pretende dar con la elección más eficiente, dados los recursos con los que se cuenta,para satisfacer esas necesidades.

No obstante, muchas gracias, Alberto, cada una de vuestras aportaciones clarifica más el concepto y de eso se trata.
Un saludo:
Begoña

Anónimo dijo...

Buenas noches Begoña,

Me he dado cuenta de que no soy la única que piensa que las necesidades son ilimitadas ya que estamos acostumbrados a consumir constantemente. Y no tiene porque ser solo necesidades básicas, sino que también consumimos, por ejemplo, para encajar en una sociedad o para crearnos una distinción. Este ejemplo se puede aplicar a la moda ya que una de nuestras necesidades es la necesidad de pertenecer a un grupo.

Además, somos seres caprichosos y avariciosos; siempre queremos lo “último” aun sabiendo que no lo necesitamos. Todo para cubrir una necesidad que no se tenía y que no tiene la misma importancia que comer o beber. Eso sí, en el momento en que nuestros recursos naturales se agoten, ya veremos lo que podemos hacer con un móvil de última generación.

Hoy en día no nos damos cuenta que, aunque tengamos cubiertas nuestras necesidades básicas, éstas son escasas y, hasta que no llegue el día en que no tengamos nada, no seremos conscientes de lo que nos ocurre porque todo el mundo cuenta con que en el grifo de su casa siga saliendo agua cada vez que lo abra.

Así que, a pesar de que las necesidades que creamos son ilimitadas, creo que deberíamos pensar un poco más en lo que es verdaderamente necesario y menos en esos caprichos que adquirimos que muchas veces no crean la misma satisfacción que saber que todos los días no te faltará comida en el plato.

Un saludo,

Beatriz Armendáriz.