sábado, 25 de abril de 2009

The wall

"Para la mayoría de la gente, la metáfora es un recurso de la imaginación poética, y los ademanes retóricos, una cuestión de lenguaje extraordinario más que ordinario. Es más, la metáfora se contempla característicamente como un rasgo sólo del lenguaje, cosa de palabras más que de pensamiento o acción. Por esta razón, la mayoría de la genta piensa que pueden arreglárselas perfectamente sin metáforas. Nosotros hemos llegado a la conclusión de que la metáfora, por el contrario, impregna la vida cotidiana no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción. Nuestro sistema conceptual ordinario, en términos del cual pensamos y actuamos es fundamentalmente de naturaleza metafórica" ( G. Lakoff y M. Johnson Metáforas de la vida cotidiana).






Vuelvo a rebuznar un ratito. Tengo para mí que la economía es una ciencia tremendamente metafórica. Al menos en el sentido del término 'metáfora' que Lakoff y Johnson, ya citados en este foro, utilizan según la cual, "la esencia de la metáfora es entender y experimentar un tipo de cosa en términos de otra". Esta impresión personal y transferible no alberga, sin embargo, ningún tipo de pretensión. Al menos de convertirse en axioma.





El concepto, ampliamente utilizado en el mundo económico, que va a ocupar la reflexión de hoy es el de "barrera de entrada". Una suerte de metáfora ontológica si se atiende a la terminología utilizada por los dos autores. Las barreras de entrada son todos aquellos obstáculos que una empresa ha de intentar sortear para ingresar en un nuevo mercado. Cuantos más escollos potenciales se encuentre cualquier organización que desee introducirse en un mercado, menor será el grado de competencia.





¿En qué se materializan las barrera de entrada? Para entrever la cuestión, mi gigante de hoy será P. Mateos, que habla de:




  • Economías de escala: suponen una barrera en la medida que la empresa que desee introducirse en el sector industrial deberá acometer fuertes inversiones, lo que lleva aparejado un gran riesgo cuando aún no se posee cuota de mercado.


  • Efecto experiencia y aprendizaje: las empresas nuevas no cuentan con la experiencia y el aprendizaje derivados de la acumulación de la producción. En esa medida, compiten en condiciones de inferioridad desde el punto de vista de los costes.

  • Lealtad de los clientes: tiene que ver con el hecho de los los nuevos competidores han de asumir un mayor esfuerzo comercial, de reducción de precios que los ya establecidos para persuadir al consumidor para que compre sus productos.

  • Necesidad de tecnologías específicas: la existencia de patentes o necesidad de personal específicamente cualificado.

  • Necesidades de capital: es evidente que algunos sectores requieren elevadas inversiones iniciales que no siempre están al alcance de los competidores potenciales.

  • Acceso a canales de distribución: en ocasiones, las nuevas empresas que desean introducirse en un sector se encuentran con dificultades para distribuir sus productos derivadas del hecho de que los distribuidores no están dispuestos a introducir productos desconocidos en el mercado, a no ser que las empresas que desean entrar en el mercado estén dispuestas a renunciar a parte de sus márgenes y ofrecer a los distribuidores unas condiciones más favorables que las de las ya establecidas.

  • Políticas gubernamentales: como la existencia de licencias para poder entrar en la industria.

  • Aranceles y restricciones comerciales: los gobiernos los establecen para evitar que los mercados locales se saturen de productos del exterior. En ocasiones bajo la forma de requerimientos de calidad se esconden restricciones comerciales.


Los conceptos metafóricos que se utilizan en este discurso se comprenden mejor en términos bélicos: las barreras de entrada son trincheras en una guerra por la obtención de beneficios elevados. Aunque no hay una batalla física, se da una batalla de otra índole, cuya estructura -ataque, defensa, contraataque, etc- lo refleja. La metáfora EL MERCADO ES UN CAMPO DE BATALLA preside todo el discurso. ¿Es imaginable o, yendo más allá, posible un cambio de metáfora? No lo sé. Sólo me atrevo a afirmar con Lakoff y Johnson que "actuamos según la forma en que concebimos las cosas".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas días Begoña,
Este tema, el relacionado con las barreras de entrada también lo hemos visto en clase.
Las barreras a la entrada son uno de los requisitos indispensables para considerar un sector como estratégico.
La no existencia de estas barreras es una de las condiciones para que se dé competencia perfecta; si existen nos encontramos ante un mercado imperfectamente competitivo en el que habrá beneficios extraordinarios.
Pero, ¿qué significa que haya barreras de entrada? El problema al que se enfrenta la economía teórica es que no ha sabido acordar una definición sobre qué son éstas exactamente.
Lo que resulta claro es que el concepto es difícil de definir y que su existencia impide la competencia perfecta y por lo tanto reduce el bienestar en términos generales.
Pero si bien las barreras de entrada reducen el bienestar porque crean poder de mercado (permiten que las empresas vendan por encima del precio competitivo), también crean sectores estratégicos, sectores “más valiosos en el margen”. Si estos sectores compiten en al ámbito internacional ya no resulta claro que, siempre y cuando un gobierno pueda lograr que sus empresas se hagan con mayores beneficios que sus rivales extranjeros mediante la política industrial, la existencia de barreras de entrada reduzca el bienestar nacional. Por tanto el gobierno puede buscar qué sectores presentan estas barreras, comprobar que hay empresas nacionales que compiten en estos sectores internacionalmente y, si hay (y seguramente habrá) importantes beneficios en juego, subsidiar a las empresas nacionales.
Por ultimo podemos decir que podemos distinguir entre dos tipos de barreras de entrada: las que surgen de modo natural (el monopolio natural es el más claro ejemplo) y las que aparecen como consecuencia de acciones estratégicas, ya sea por parte de las empresas instaladas o por actuaciones gubernamentales. Nos ocuparemos enseguida de ambas situaciones, pero antes veamos en un modelo concreto por qué son tan vitales estas barreras para evitar la competencia.

Un saludo, Amaia Armendariz