martes, 21 de abril de 2009

Lipstick jungle



"El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio."
Platón



La rutina goza de una inmerecida impopularidad. Se tiende a desdeñar su poderoso efecto tranquilizador y el inestimable placer que nace de romper con ella. La novedad, la espontaneidad se erigen en rivales brillantes frente a la modesta y familiar cotidianidad que se construye a base de rutinas. Sin embargo, su tranquilizadora presencia confiere la sensación, con toda seguridad engañosa, pero feliz, de que el universo propio, el particular microcosmos está relativamente ordenado. Echaba de menos la mía propia, la escritura en este pequeño espacio y el contacto epistolar con mis alumnos de Bachillerato. Otra vez nos encontramos.


He invertido mis vacaciones en un viaje. Una inversión en toda regla si se utiliza el término en un sentido laxo, esto es, como todo aquello que permite obtener un beneficio futuro. En mi peculiar e intrasferible análisis coste-beneficio cualquier paseo por el mundo merece la pena. No he dispuesto del tiempo necesario para hacer un diagnóstico, ni siquiera somero, de la situación económica del país visitado, pero lo que sí he escuchado es la palabra de moda: crisis.


No es mi intención retomar mis citas en este foro abordando directamente la cuestión de la crisis. Hoy quiero centrarme en el fenómeno bastante curioso y conocido que se ha dado en llamar lipstick effect o efecto pintalabios. En realidad, no hace sino subrayar una cuestión que ya fue detectada por Platón (inciso, no se pierdan la lectura de este artículo): la necesidad que tiene el ser humano de lujos. Así, cuando se ha de renunciar a los caprichos de alta gama (coches, viajes, apartamentos, etc) por la comparecencia de las restricciones económicas, el ser humano se toma su especial vendetta en forma de adquisición de pequeñas chucherías entre las que destacan los cosméticos. De ahí que el incremento de las ventas de barras de labios suele ser un indicador de que algo huele a podrido en Dinamarca. Y es que, quien no se consuela es porque no quiere.












2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña,

Creo que como tu bien indicas, la rutina “goza de impopularidad” por un simple hecho ser todo los días lo mismo. Al fin y al cabo, todo el mundo acaba aburriéndose de algo que hace todos los días y que no cambia nunca. Por eso, unas buenas vacaciones que acaben con la rutina cotidiana, cobran mas fuerza en nuestras vidas.

Sinceramente, cuando he leido lo que afirmas sobre el aumento de ventas de pintalabios, no me lo he creido. ¿Cómo en época de crisis, puede aumentar la venta de pintalabios? Era algo que no entendia, asi que he decidido informarme por mi cuenta. El presidente de la gran multinacional de cosméticos Estée Lauder, observó un inusual y muy significativo aumento en la venta de sus barras de labios,y llego a la conclusión de que las mujeres tradicionalmente se vuelcan hacia los pintalabios cuando reducen otros lujos; expresa que es como un mini lujo.
Yo tengo otra conclusión: vivimos en una sociedad consumista y, a pesar de que estemos en crisis, las personas tendemos a consumir lujos para no sentirnos... vulnerables. No es la palabra exacta con la que queria expresarme, pero espero que lo entiendas
Tambien, he comprobado que hay otro efecto similar al de lipstick effect: el fenómeno de los coches de lujo. Dice que responde a otra particularidad del ser humano menos encomiable, menos redentora también: una persona tiende a comprarse cosas de lujo, para demostrar a los demas que el no es un “pringao”.

Pero en resumen: me ha sorprendido mucho que, en vez de subir el consumo de bienes basicos, sube la demanda de caprichos!!! Y todo, según mi punto de vista, por demostrar que la crisis no afecta a una persona, y que sigue teniendo lo mismo de cada dia.

Saludos, Adriana.

Begoña dijo...

Buenas noches, Adriana:
Me alegro de encontrarte de nuevo en este foro. Se te echaba de menos.
Veo que tu escepticismo inicial ante mis afirmaciones (sano ejercicio intelectual, por otro lado) ha dado paso a una mejor comprensión del "efecto pintalabios". Tal vez tengas razón en las causas que apuntas a modo de explicación, pero considero que lo realmente curioso desde el punto de vista económico es comprobar cómo un bien superfluo y a priori de lujo, se comporta como un bien inferior. Si recuerdas, los bienes inferiores eran aquellos cuya demanda se incrementaba cuando disminuía la renta del consumidor. Las patatas constituían el paradigma de este tipo de bienes. A priori nadie afirmaría que las patatas se comportan como los pintalabios, pero de facto así parece ser (aunque probablemente la elasticidad correspondiente sea menor). Curiosidades que requieren de argumentos en ocasiones ajenos al mundo económico para encontrar una adecuada justificación.
En cualquier caso, muchas gracias por tu aportación.
Un saludo:
Begoña