lunes, 27 de abril de 2009

Estallido

"En la adversidad una persona es salvada por la esperanza"
Menandro de Atenas.

Tengo la inmensa suerte, y no es adulación, de contar con Juan José Mendoza, profesor de la Universidad Autónoma de Nayarit, entre los seguidores de este cuaderno de bitácora. Por eso, estos días, en los que las noticias que proceden de su país no son especialmente tranquilizadoras, no puedo evitar acordarme de él y de sus alumnos.

La fiebre porcina, además del doloroso coste en vidas humanas, abunda en y agrava la manida crisis económica de la que México tampoco ha escapado. Sin duda, el golpe al sector turístico mexicano, por mencionar algún efecto obvio, va a ser enorme. Sin embargo, creo que es de justicia dejar que los propios protagonistas aporten su versión de los hechos, por lo que mi entrada de hoy se limitará a recomendar el
blog del profesor Mendoza. Un abrazo y mis mejores deseos para los compañeros mexicanos.

6 comentarios:

Juan José Mendoza Alvarado dijo...

Muchísimas gracias Mtra. Begoña por sus comentarios tan generosos...en México estamos en estado de alerta...empiezan a fluir datos inquietantes pero esclarecedores...

saludos desde la tierra del Rey Nayarit

Juan José

Begoña dijo...

Buenas noches, Juan José:
Parece, visto desde este observatorio, que el mundo (o la parte que lleva la voz cantante) ha establecido un cordón sanitario en torno a México. Pero el pánico generalizado se ha extendido incluso a las bolsas, en las que han caído en picado las acciones de la británica British Airways, la estadounidense American Airlines, la francesa Air France y la alemana Lufthansa a las que no hay cordón que las salve. Parece que en este mundo globalizado no sólo México va a acusar los efectos de la epidemia (me niego a llamarla pandemia)
Espero que, en cualquier caso, la situación acabe estando bajo control y que las medidas de apoyo la OMS sean efectivas. Por el bien de los mexicanos, en primera instancia, y en última, de todos, sobre todo de los que no cuentan con antivirales que los salven.
Saludos:
Begoña

Anónimo dijo...

Buenas tardes Begoña.

Al leer tu entrada me ha resultado imposible no descubrir el blog de Juan José Mendoza, sin duda esta epidemia ha causado y causara un gran golpe en México, no sólo en todas aquellas personas que sufren esta fiebre , sino también en su economía y en el progreso de la misma.

Deseo de todo corazón que su situación mejore, y que esta enfermedad sea controlada y , ojala algún día, erradicada para que situaciones como esta no vuelvan a ocurrir.

Saludos, Priscila.

Begoña dijo...

Buenas noches, Priscila:
Comparto tus deseos de que la enfermedad sea controlada. Es interesante seguir leyendo los blogs mexicanos para tener una perspectiva diferente de la situación.
Un saludo y gracias por tu intervención:
Begoña

Anónimo dijo...

Hola Begoña,
Se mire por donde se mire, la gripe porcina es cada vez peor, y lo peor de todo es que encima de estar modificando la economía mexicana, está acabando con más de una vida.
Esperemos que pronto acabe todo esto, y que se acabe antes de llegar aquí.
Elsa

Begoña dijo...

Hola, Elsa:
Efectivamente, los costes más importantes son aquellos que no pueden ser valorados en términos monetarios. Pero como señalas hay más: los propios costes directos, podríamos decir, derivados de la gestión de la epidemia: hospitalarios, medidas preventivas para evitar la extensión de la enfermedad (parón productivo y de servicios).

Pero también hay costes indirectos, por llamarlos de algún modo; el PIB mexicano presenta una importante contribución del sector turístico que, inevitablemente, se está viendo afectado por este problema de salud pública. La cabaña porcina también está siendo afectada por la sombra de la sospechas. Son algunos ejemplos de consecuencias económicas que comporta una crisis de esta magnitud.
En cualquier caso, lo más importante es no tanto impedir que la gripe porcina venga aquí, sino que se transmita a países con unos medios sanitarios más precarios y con menor capacidad real para controlar la epidemia.
Gracias, Elsa, por tu aportación.
Saludos:
Begoña