"Pues bien, dijo el doctor Cardoso, creer que somos "uno" que tiene existencia por sí mismo, desligado de la inconmensurable pluralidad de los propios yoes, representa una ilusión (...) lo que llamamos la norma, o nuestro ser, o la normalidad, es sólo un resultado, no una premisa, y depende del control de un yo hegemónico que se ha impuesto en la confederación de nuestras almas"
(Sostiene Pereira. Antonio Tabucchi)
Sostiene alguien que conoció a Pereira hace muchos años, cuando Lisboa sólo formaba parte de una educación sentimental más literaria que literal. Hoy, una instantánea de esa fantástica ciudad, en la que lo literal supera incluso a lo literario, preside el umbral de este blog que hoy es más literario que filosófico y más filosófico que económico.
Sostiene también que el inefable escritor de necrológicas, amigo de las omelettes a las finas hierbas; el feo, católico -aunque perplejo ante la posibilidad de considerar la personalidad como una suerte de confederación de almas- y sentimental amigo de Monteiro Rossi y su novia Marta la cautivó desde su primera aparición en esa magnífica jornada veraniega, soleada y airada.
Sostiene que tal vez con la muerte de Tabucchi ha muerto, asimismo, al menos una provincia de su propia confederación de almas, aquella cuya capital era, sin duda, Lisboa. Descanse en paz Antonio Tabucchi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario